Opinión

Alcaldes y alcaldes

Los alcaldes en los  municipios pequeños son uno más del pueblo. Vamos… unos vecinos más, pero con muchísimos privilegios más que un vecino al uso. Por ejemplo:  al alcalde se le cuadra la Guardia Civil; su trabajo no tiene horario y lo de rendir cuentas, d’aquela manera. Rendir lo que se dice rendir cuentas: las justas tirando a menos. Máxime cuando gobierna en mayoría.

Un alcalde de un pueblo será un fenómeno cuando sea capaz de que sus administrados tengan más servicios pagando menos​

Así, en infinidad de municipios pequeños, ser alcalde es un gran chollo. Se suben el sueldo a placer el 20% o más cada año, no tienen horario –para bien y para mal– Pero realmente a mi lo que cobre un alcalde  que viene a ser el “presidente” de por ejemplo: la empresa Cangas de Onís S.A., o Parres S.L., me importa un bledo. El problema no es lo que cobra, sino lo que haga a favor de su “empresa”.

Normalmente, para conseguir dineros y carga de trabajo en una empresa al uso hay que tener preparación y oficio. El oficio se adquiere con los años. Y la preparación con muchos codos, abundantes asignaturas y los correspondientes exámenes, que pueden ser escritos (puedes copiar) u orales, que…. o te sabes el temario o pa septiembre. La diferencia es que para el oficio de alcalde, con un par de años ya sabes las cuatro letras y cuando ya llevas ocho, eres un maestro de picardías.

Pero la preparación ya es harina de otro costal. Conozco a varios alcaldes universitarios, con experiencia en trabajos relacionados con su profesión y que luego les es mucho más sencillo llegar a dominar el oficio de alcalde, pero con fundamento y en base, a su preparación. Ya sabe amadísimo parroquiano que el saber no ocupa lugar, pero resulta muy eficaz para moverse por el mundo de la política y las administraciones.

Un alcalde de un pueblo será un fenómeno cuando sea capaz de que sus administrados tengan más servicios pagando menos. Me explico: un alcalde, que gracias a su gestión logra que una compañía eléctrica le pague al ayuntamiento, que se yo, 100 o 200.000 euros al año, y el número de vecinos sean 4.000, su gestión supuso que a sus administrados, sus vecinos, les toca la pedrea de la lotería. Unos 25/30 o más euros, por la buena gestión del preparado alcalde. Corcho: a mi este tipo de alcalde me importa un bledo que gane 60.000 euros al año. Al fin y al cabo, gracias a su gestión –para lo cual hay que saber y estar preparado– quedan libres para los vecinos 100.000 o 200.000 mil euros. Coño, lo mismo que en una empresa normal. Si el o la CEO de la empresa hace ganar a la misma mil millones al año, no es de extrañar que sus accionistas le premien con un sueldazo, no sea que se vaya a marchar. Así nos encontramos con obscenos sueldos de algunos CEO, de millones de euros, pero más baratos que ninguno. Ese dinero lo buscó él, gracias a sus buenas gestiones. Y de paso a su representada le metió mil millones de euros, por un decir. A la empresa le salió barato pagar tal sueldo.

Son empresas de éxito, que al fin y al cabo el sueldo del director general o CEO (como se llaman ahora) significa una anécdota al lado de lo que consiguen.

Un alcalde es un gestor y como tal, ha de conseguir a través de subvenciones, convenios u otras gestiones, dinero para sus representados. Con esos dineros se podrán arreglar escuelas, caminos e incluso como en Navia resucitar EL FANTASIO, un fantástico cine en sus tiempos y hoy un estupendo centro cultural en el medio de Navia. El alcalde del lugar se movió y buscó recursos, para que sus vecinos tuvieran otra vez cine o teatro, sin tener que desplazarse a Oviedo. Pues a mi el señor alcalde de Navia me importa un bledo que se suba el sueldo, porque gracias a sus gestiones el pueblo tiene muchas más cosas.

Por eso hay alcaldes y alcaldes. Muchos voluntariosos, pero que no saben hacer una o con un canuto (muchísimos) y unos pocos que desde mi punto de vista ganan unos miserables sueldos en consonancia con lo que desarrollan.