Opinión

El Lobo Feroz

Pero hombre, pero hombre. Hay que ser cenutrios o no entender nada. A los “ponedores” de dos cabezas de llobu en el Ayuntamiento de Ponga, hay que dales un par de coscorrones en la testa y ponerlos a escribir mil veces: “siendo tan burrín, nun vas acabar con el llobín”.  

El llobu es un mal asunto y de complicada solución. Pero con este método utilizado en Ponga, mucho más difícil. ¿Cómo se las arreglarán en otras alejadas zonas, en las que el llobu, ni mata ni molesta? Escribo de toda la zona por donde discurre el maravilloso Rally de Cangas del Narcea, donde después de décadas volveré a correr.

La figura del alimañero desapareció allá por los años 80 y ahora, o se crea una figura similar, o el problema será mucho más grave.

El depredador natural del jabalí es el lobo y, los jabalíes bajaron de los montes a las ciudades (comida fácil)  donde todavía no la armaron muy gorda, pero la armarán, cuando maten a alguien. Y entonces como en los recientes incendios. La cosa se pondrá  muy seria y habrá que tirar de decreto ley para paliar estos efectos tan perniciosos.

Los jabalíes se reproducen a velocidades insospechadas y hoy ya son una plaga. Con su carne probablemente se abastecería a todas las cocinas económicas del norte de España. Pero me temo que no se legislará nada de momento. Ya lo harán, justo cuando mueran muchas personas en accidentes de tráfico (los jabalíes son muy torpes y embisten a lo que sea).

El problema es tan grave como los incendios y el asunto pasa por lo de siempre: invertir millones de euros en los montes y de paso crear cientos de puestos de trabajo, duros, pero muy útiles para la sociedad. El dinero cada vez será más escaso y estará en muchas menos manos. A esa gente, a los miles millonarios, lo del llobu y los incendios les importan casi tanto, como los cientos de miles de personas que mueren en las guerras. El negocio de las armas está en manos de muy pocos y da pingües beneficios.

Y vayan ustedes a Trubia a decir que no se fabriquen tanquetas y otros sistemas para matar. El gran negocio de la fábrica de armas de Trubia es fabricar útiles para matar.

Concluyo:

Controle el Principado  todas y cada una de las paguinas de 426 euros, dos personas en la zona rural con un par de esas paguinas y otro par de chollos -albañilería o limpieza de casas- viven como monarcas sin pegar palo al agua. Exíjanles por decreto ley que colaboren en la limpieza del monte o se quedarán sin paga.  Seguro que  la mayoría que no quiere plagas de animales silvestres ni incendios les apoya con su voto.