Opinión

Curas

Viendo al genial colega Gonzo, en La Sexta, en un reportaje sobre el arzobispo que de momento nos toca en Oviedo, no me pude reprimir. Si este su Periódico, EL FIELATO, está hoy entre sus manos, es porque la misericordia de ese Dios en el que yo creo, es infinita (los curas se sirven de Dios para hacer negocios).

Les cuento sobre un cura singular –hoy titular de la Parroquia de la Tenderina en Oviedo–, donde llevan  meses de remodelación y obras. Sigue dando sermones, pero no precisamente de la que me armó el muy desgraciado hace décadas. Igual que el Arzobispo, Jesús Sanz Montes sobre sus presuntas maniobras y ventas de edificios de la iglesia. Ni que decir tiene, que tanto Campoamor como el Obispo, son colegas y amigos. Es evidente, que dados sus habituales comportamientos, en Dios seguro que no creen.

El tipo de Navia, Alberto Reigada Campoamor, se quedó con el Periódico Sin Techo, porque no le quise dar pasta. GRAN ERROR. Los curas solo quieren pasta para mantener sus innumerables gastos y vicios.

Pues el actual Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes –un banquero metido a monje– “escalador” en la curia como pocos, funciona como todos los curas. Como Alberto Reigada, párroco de la Tenderina.

El asunto es que este sujeto, Alberto Reigada Campoamor, hará unos 27/28 años, era Delegado Diocesano de Cáritas (gran negocio, cuya materia prima imprescindible es que haya pobres).

Me presenté en su despacho y le dije. «Yo le pongo ahí 1.000; 2.000; 3000 o 30.000 periódicos cada 15 días». Los pobres venderían cada ejemplar por 100 pesetas. Cincuenta para el pobre vendedor y otras 50 las cobraba yo. GRAN ERROR, repito. Tenía que haber cobrado 40 para mi y 10 para el cura naviego y Delegado de Cáritas, Alberto Reigada Campoamor, con el que  pagaría sus necesidades o vicios al uso.

El asunto es que Campoamor, hará 27/28 años mirome con cara de póker y me repitió en varias ocasiones que si eso iba a ser verdad.

Empezamos la operación del Periódico Sin Techo. La primera quincena, le llevamos 3.500 ejemplares y vendieron  unos dos mil y pico. Los 1.500 restantes me los llevé yo, sin cobrar una peseta. El cura extendió cheque por valor de ciento y pico mil pesetas. La siguiente quincena mande 5.000 periódicos, y ya vendieron 4.000. Es decir: Reigada Campoamor me pagó unas doscientas mil.

Yo había firmado un contrato de seis meses, para 12 números, prorrogables a otros doce, que ambas partes podían rescindir avisando con un mes de antelación. Problema:  a partir del número 10  el cura naviego apoquinaba un millón de pesetas cada quince días. Y sin más, el muy gran golfo, me quitó de en medio, sin contemplaciones (igual que su colega y seguro amigo Sanz Montes hace hoy). Campoamor como vio chollo sacó otro periódico que se llamaba Transeuntes y Sin  Techo, de la mano del genial fotoperiodista Vélez. Al mes y medio o dos, cerró Transeuntes, y unos 70/80 pobres se quedaron sin los pisos que habían alquilado con el dinero ganado con el periódico SIN TECHO. Los pobres, a la calle, como 27 años después está haciendo el Arzobispo de Oviedo con otras pobres gentes. Al final, Vélez fue el que ayudó a Reigada a quedarse con Sin Techo. Después de un tremendo enfado por mi parte con Vélez Abascal, años después, los dos nos hicimos buenos amigos. Me dio muchísima pena su muerte. José Vélez Abascal era un comercial, que dominaba el fotoperiodismo. Partía de la equivocada creencia de que era el  mejor. El pobre hombre era un excelente fotógrafo, pero no sabía escribir ni una o con un palote, probable motivo de que siempre le ganara por goleada.

Pues el actual Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes –un banquero metido a monje– “escalador” en la curia como pocos, funciona como todos los curas. Como Alberto Reigada, párroco de la Tenderina. Sus parroquianos deberían revisar las cuentas de la millonaria reforma de su parroquia. Curas con más poderío vendieron edificios robados a la Iglesia en el medio de Londres; otros arzobispos y Cardenales como McCarrick, con gran mando en plaza en Estados Unidos, abusaban de niñas. Mas curas ripian presuntamente de feligresas casadas con buenos posibles económicos. “Ayudan” a procrear a sus familias, de la que el cornudo del marido va a rezar a la parroquia. Que grandes golfos son la mayoría de los curas. Ojo, no todos, que generalizar no es bueno.