Opinión

Educación y Sanidad Pública en Asturias

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Es evidente que la actuación y determinación de las autoridades políticas influyen muchísimo en la vida cotidiana de las personas. La clase política actual está muy mal vista por regla general, aunque generalizar es malo.

Los políticos acuden al Congreso o al Senado a insultarse habitualmente y de ahí que los políticos sean tan mal valorados por la ciudadanía.

En las comunidades autónomas más de lo mismo. Los políticos no van a resolver problemas de la ciudadanía con una visión ordenada. Van a insultarse, siendo la comunidad autónoma más anómala y faltona la de Castilla y León, donde un sujeto con cargo de vicepresidente, insulta a diario a los políticos de signo contrario e incluso “lanza” cortes de manga y muestra muecas obscenas. Un faltoso en toda regla. Pero los de su partido lo ven bien y lo aplauden.

La ciudadanía, que no suele dar un aprobado a ningún político, se comporta como si los partidos políticos fueran equipos de fútbol. El perfil de un político es de un tipo de muy poca responsabilidad, con un muy buen sueldo, sin tener que fichar a la hora de entrar a su trabajo y con vacaciones a tutiplén. Y aún así son los que dictan las leyes –para los demás– , que para ellos ya se cuidan de que los juzguen jueces amigos. Eso que llaman aforados.

Bueno, pues ahora voy a poner un ejemplo de un gran político que ya no está y que, gracias a él y a su equipo en aquel entonces, este año como en anteriores el informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, Programme for International Student Assessment, en inglés) que evalúa la progresión educativa, coloca en segunda posición del ranking nacional a Asturias; y en la sanidad pública somos los terceros.

Esto se debe en gran parte a la obsesión de un gran presidente que ya no está. Vicente Alberto Álvarez Areces, Tini Areces, tenía obsesión por la sanidad pública y la educación y luchó denodadamente por llevarlos a los más altos estándares. Tini tendría muchísimos defectos, pero sabía muy bien a qué lugar quería ir y, lo que había que hacer para lograrlo. Gracias a su inmensa labor política, décadas más tarde los resultados perduran.

Areces era un hombre de acción, que nunca “logró tener el don de la ubicuidad” y bien que le hubiera gustado. Hubo días que estuvo en Castropol, Oviedo, Gijón, Colunga y Llanes. En los trayectos en coche no paraba de dar órdenes y vigilar toda su acción política. Un gran político y muy trabajador. También y desde mi punto de vista, el mayor fan de la tortilla de patata.

Ya lo ven, hay algún político que mereció la pena y a Tini Areces opino que le debemos que Asturias destaque en algo para bien. Para mal ya heredamos las cosas de Javier Fernández, el pupilo del gran golfo y capo minero José Angel Fernández Villa, que acabó echando a Tini para traer a este sumiso que, recuerden los olvidadizos, fue el secretario general de aquel “contubernio” para apoyar a Susana Díaz (La Sultana) y que luego ganó Pedro Sánchez.

Fernández comparte “barrio”, el elitista Somió de Gijón, con otro gran golfo de la política, Rodrigo Rato Figaredo, Dios los cría y ellos se juntan.