Opinión

Por qué Asturias es un principado desde hace 633 años

La boda tuvo lugar en la catedral de Palencia el día 17 de septiembre de 1388, siendo los contrayentes Enrique de Castilla y su prima Catalina de Lancaster.

Enrique recibió el título de Príncipe de Asturias, y -a partir de esa fecha- el título fue usado por el heredero de la corona de Castilla, primero, y por el heredero de la corona española, más tarde.

El que -dos años después- fuera el rey Enrique III, era hijo del rey de Castilla Juan I y de Leonor de Aragón.

Catalina de Lancaster era hermana del rey Enrique IV de Inglaterra y fue abuela de Isabel la Católica.

La Cédula real de constitución del Principado de Asturias fue redactada según los términos de confirmación del rey Juan II, puesto que el documento original de su padre Juan I, desapareció.

Con ellos la Casa de Trastámara se afianzó en España y se estableció la paz entre Inglaterra y la Corona de Castilla.

Fue un enlace de conveniencia -como tantos en la historia- con el que también se deseaba terminar con el cisma eclesiástico.

La que llamaríamos fundación del Principado de Asturias estuvo inspirada en un antecedente: el del Principado de Gales, creado ochenta y siete años antes para el heredero de la Corona Inglesa, hijo del rey Eduardo I de Inglaterra y de Leonor de Castilla, los cuales le concedieron este título tras haber conseguido anexionar el País de Gales a Inglaterra.

Parecido fue el caso del Delfín de Viennois, título usado desde 1349 y reservado a los príncipes herederos del trono de Francia. El Delfinado es una provincia del sureste de Francia, con capital en Grenoble.

Aunque Felipe II sí juró como Príncipe de Asturias, él mismo adoptó para sus herederos el de Príncipe de los Reinos, junto con los principados de Portugal, Asturias y Gerona.

Luis XVII de Francia fue el último Delfín, muerto con 10 años de edad en una prisión de París, después de ser guillotinados sus padres en 1793, tras estallar la Revolución Francesa cuatro años antes.

La Cédula real de constitución del Principado de Asturias fue redactada según los términos de confirmación del rey Juan II, puesto que el documento original de su padre Juan I, desapareció.

Aquel primer Príncipe de Asturias lo fue solamente durante dos años, puesto que su padre murió violentamente el día 9 de octubre de 1390 con 32 años, aplastado por el caballo que montaba.

La noticia se mantuvo en secreto varios días, siendo proclamado después Enrique III como soberano de Castilla, con solo 11 años de edad.

No pocos asturianos piensan que el título de Principado tiene que ver con el que fue Reino de Asturias (722-910), pero nada más lejos de la realidad, dado que realmente consagró el sometimiento de los señoríos asturianos a la autoridad real.

Algunos historiadores calificaron como una institución feudal el Principado de Asturias, amparándose en que la única intención de su creación real había sido transformar en hereditario el carácter electivo de la primitiva monarquía visigoda.

Los Reyes Católicos le concedieron el título de Príncipe de Asturias a su hijo el infante don Juan (que fallecería con 19 años a los seis meses de su boda), además de crear los títulos de Príncipe de Gerona y del Nuevo Mundo.

Por supuesto que hubo excepciones a lo largo de estos más de seis siglos, pues las mujeres no heredaron el título hasta la abolición de la Ley Sálica que les prohibía reinar, ya en 1830, o el caso del mismísimo emperador Carlos I, el cual no juró como Príncipe de Asturias, sino como Príncipe de España.

Aunque Felipe II sí juró como Príncipe de Asturias, él mismo adoptó para sus herederos el de Príncipe de los Reinos, junto con los principados de Portugal, Asturias y Gerona.

De modo que con la dinastía de los Austrias el título perdió mucha importancia, y no reapareció con fuerza hasta la dinastía de los Borbones.

Con el denominado  “Título de Mantillas” el Principado acostumbraba a donar a la casa real mil doblones de oro con motivo del nacimiento de los herederos de la Corona.

Los representantes asturianos en la corte disfrutaban del derecho a ser testigos del nacimiento del heredero del trono, por lo que eran llamados a palacio en cuanto la reina comenzara a sentir los dolores de parto, pero se especificaba que “en caso de nacer niña, se retirarán de inmediato”.

Y así llegamos hasta Leonor de Borbón y Ortiz, cuadragésima primera titular del Principado de Asturias desde hace siete años.

Como mujeres, solo antes Isabel la Católica, Juana I de Castilla e Isabel II ostentaron esta dignidad y llegaron a reinar después de ser Princesas de Asturias.