Opinión

La región menguante

Hace meses que no les cuento nada. No me llama nada la cosa, enfundada como estoy en un abrigu de pereza y languidez. Y no será porque no hay coses pa contar, que sobran. Pero Asturias se sitúa en ese punto intermedio en el que no se paran los güeyos cuando se mira. O se otea el horizonte hasta donde alcanza la vista o se mira lo que tienes al lau, pegáu a los pies. En eses dos contemplaciones ando muy ocupada. De cerca, la vida doméstica y su cúmulo de desatinos, un auténticu “paquet d’emmerdes” como dicen los franceses, y de lejos el mundiu, les guerres, les pandemies, les catástrofes naturales, los océanos que suben y los desiertos que avanzan. Vamos que no dan les noticies pa más. O eso pensaba yo que ojeo distraída la prensa regional, con sus páginas llenas de sucesos atroces, como si todos los periódicos fueran El Caso, y sur derbis regionales que continúan apasionando a la peña, en fin, eso pensaba yo hasta que llegaron los trenes.

Al principiu no entendí muy bien, creía que el problema era el AVE, pero luego me di cuenta que como en una epidemia, todos los trenes estaban afectaos del mismu mal de incompetencia.

Ya me estaba tronchando de risa cuando Adrianín empezó a decir que iban a rodar cabeces y que a los asturianos no los tomaba por el pitu de serenu ningún funcionariu de Madrid, de Bruselas o de Sebastopol. De risa, porque vamos a ver, qué carajo yos importa en Madrid que un mandatariu regional que gobierna menos de un millón de habitantes hinche los carrillos, ni que fuera de Bildu. Estarían que no se yos pegaba la ropa al cuerpu pero de miedu que hiciera el ridículo montando un escándalu en Fitur por ejemplu, digo yo.

Porque independientemente que los que hacen los pedidos de los trenes no sepan usar un metro de costurera, o de carpinteru, que tou se pierde, tampocu e como si la región estuviera escasa de trenes, homenomefastidiéis no los usa nadie.

De momentu, por muchu que algunos se esmuelen somos una región menguante, llena de vieyos reumáticos, resignaos y hasta contentos

El rápidu pa ir a Madrid podrán usalu cuatro turistas y algún ricu que pueda pagar el billete. No creo yo que los jubilaos, que son un tercio de los asturianos (o más) echen de menos un tren que los lleve a prisa y corriendo a Madrid. A esa edad faltan perres y sobra tiempu pa contemplar el paisaje. Tampocu los veo yo muchu viajar en los trenes de vía estrecha que cada vez van más vacíos a pesar que son también de vía corta porque casi no tienen vagones detrás de la máquina.

De momentu, por muchu que algunos se esmuelen somos una región menguante, llena de vieyos reumáticos, resignaos y hasta contentos. Y menos mal que no hay más jóvenes, bastantes tenemos pa que estén todos en el paro, con una tasa tan alta que mi da por pensar que todos los jóvenes españoles paraos son asturianos, y tampocu ellos van a viajar muchu en tren y menos pa ise de Asturias con lo bien que se vive, con poca xente, con pocu trabayu y con bares bastantes pa dejar la pensión de los güelos. Aquí nos quedamos ricamente, que ya llegará Semana Santa y la primera flota de turistas pa disfrutar de los montes, de los ríos y de los mares, de la gastronomía, de les gaites, de les feries, de los santos, de la flora y sobre manera la fauna, la salvaje con pelu y la asalvajada con ropa de marca.

Así que ya pueden rodar les cabeces que quieran en Madrid, pero no porque los asturianos sigan igual de aislaos que va cien años sino porque en Bruselas Ursulina también infló los papos y anda preguntando en qué otra pijada gastan Sánchez y su banda los fondos europeos y quien se enriquece con tanta chapuza.

El olvido histórico que llena la boca de los que se pelean por ganar las elecciones regionales no vale más que para hacer campaña. A los de Madrid se la sopla, con perdón.