Opinión

Nena, tú vales mucho

Eso decía Carmen Maura en aquel programa de Tola de los felices 80, que quitaba la caspa da la época porque era incómodo, cínico y bastante brillante.

La mujer política en la que estoy pensando, de pequeñita debió de ser rebelde, peleona, tenaz, astuta, osada, pero a la vez bruta, ineficaz, irreflexiva, cabezona, bastante ignorante y con sueños mucho más grandes que sus capacidades para conseguirlos.

Lo que en otros hubiera generado una depresión gorda, o una resignación definitiva para desarrollar una vida en acuerdo con sus medios, en ella provocó rabia, dureza verbal, y sobre todo una estrategia de supervivencia que la ha convertido en la bola del cañón del partido en el que milita. La muchacha a la que envían siempre para dar hostias y a la que dejan sola ante el peligro en cuanto amenaza temporal.

Sus diatribas están regadas de mala leche y lanza expresiones aproximativas, palabras que no se sabe lo que significan o que a lo peor no significan nada. Como si le escribieran los discursos dejándole partes en blanco que ella rellena al tuntún con términos poco afortunados.

Con tanto entrenamiento de legionario, adiestrada para atacar sin pensar, solamente le ha dado tiempo a leerse las instrucciones del prospecto y a mirar los santos de la revista, y la pobre es bastante inculta, le falta vocabulario y se le nota por momentos sobrepasada, a punto de caerse desplomada cuando se encara enfurecida y maleducada con los representantes de otros partidos.

Sus diatribas están regadas de mala leche y lanza expresiones aproximativas, palabras que no se sabe lo que significan o que a lo peor no significan nada. Como si le escribieran los discursos dejándole partes en blanco que ella rellena al tuntún con términos poco afortunados.

Si lo que escribo se lo dijera de frente me contestaría que me corroe la envidia. Pero no es cierto, la admiro.

Defiende lo que ha decidido creer sin argumentos, pero con rabia, siempre dispuesta a embestir, repartiendo cornadas para matar a los que imaginan un país diferente del suyo.

No puedo creer que su vida política sea solo una revancha de clases, un rencor antiguo, una actividad rastrera de lameculos permanente para poder llegar a fin de mes con holgura y restregárselo a los que la insultaban durante el recreo.

Qué va, yo estoy convencida que lo suyo es puro encierro ideológico. Lucha de clases en la que se divide el mundo: los buenos, los suyos, los malos, todos los demás. Lo suyo es puro mérito y empecinamiento. Defiende lo que ha decidido creer sin argumentos, pero con rabia, siempre dispuesta a embestir, repartiendo cornadas para matar a los que imaginan un país diferente del suyo.  Un país en el que los “ricos” son perversos, de derechas, y no tienen derecho a nada y los “pobres” son honestos, de izquierdas y se lo merecen todo.

Comprometida con la causa justa, dispuesta a resolver desigualdades a golpe de subvenciones, utilizando dinero ajeno mal repartido y peor ganado, ella es la voz de los sin voz. Y para que se la oiga está dispuesta a subirse al púlpito más alto, aunque sea un estercolero donde se amontonan mentirosos, indocumentados, arribistas, terroristas, ladrones, canallas y trileros.

La admiro porque como no creo que tenga la mitad del cerebro atrofiado, le supongo una gran capacidad de autosugestión, un estómago y unos intestinos capaces de digerir cualquier cosa, un dormir reparador, un estado general satisfactorio y una inconsciencia permanente y saludable que le permite vivir inmune a todos los males de su partido en particular y de la clase política en general. Mis respetos.