Opinión

Asturias a oscuras

Cuando a principios de la pasada década, se  produjo la estafa, mal llamada crisis, los gobernantes de la época que llamaron a rebato para que se restringieran los gastos y se pusiera fin al déficit público y para que los bancos pudieran disponer de más dinero a cuenta de los presupuestos de los españoles. Y actuaron en consecuencia para que el Estado se fuera lo más rácano posible con los intereses de los ciudadanos.

Sabéis que yo no soy conductor, que ni siquiera tengo el carné de conducir, pero ocupo el asiento de copiloto en numerosas ocasiones y percibo que el que maneja el volante tiene que poner la luz larga, incluso cuando circulan enfrente otros vehículos

Una de las medidas restrictivas que puso en marcha el Ejecutivo de Mariano Rajoy fue el de ahorrar en materias de iluminación y por ese motivo dejaron a oscuras las carreteras de casi toda España, ocasionando más accidentes por la falta de luz, y eso que el precio de la energía no era tan elevado como lo fue en los primeros años de esta nueva década de los veinte. A pesar de las protestas de los conductores, las vías de comunicación del país permanecieron a oscuras, por un supuesto ahorro de los gastos públicos, pero lo que se fue por un lado, se vino por el otro y el Estado pagó más en accidentes de tráfico que lo que dejó de gastar en las farolas de las carreteras.

Vuelve a ocurrir lo mismo ahora cuando la nueva crisis tiene otros orígenes y el gasto público parece que es más flexible que en los años del Ejecutivo de la derecha. Y uno se pregunta cuales son las razones por las que las carreteras asturianas permanecen a oscuras, mientras el tráfico se mantiene inalterable, incluso se incrementa en relación con años anteriores. Y los conductores siguen quejándose de que no pueden ver la vía por la que circulan y tienen que reducir la velocidad por si acaso se encuentran con una sorpresa.

Sabéis que yo no soy conductor, que ni siquiera tengo el carné de conducir, pero ocupo el asiento de copiloto en numerosas ocasiones y percibo que el que maneja el volante tiene que poner la luz larga, incluso cuando circulan enfrente otros vehículos y soy testigo de las peripecias del personal para tratar de llevar el coche en las mejores condiciones de visibilidad, lo que a mi entender, perjudica notablemente la conducción, porque van más atentos en el asunto de la visibilidad, pero olvidan o reducen sus obligaciones en otros ámbitos.

A un servidor le gustaría que hubiera más luz en nuestras carreteras, porque cuanto más iluminadas estén más seguras serán. Y claro  habría que poner en marcha medidas tendentes a que las restricciones en materia de iluminación no pusieran en peligro a los viajeros y al propio mobiliario existente durante los trayectos que es un riesgo para todo el mundo. Con más luz se ven también a los caminantes que transitan por las carreteras de segundo orden.

Asturias tiene que dejar de permanecer a oscuras. No son precisamente nuestras carreteras las mas seguras del territorio nacional, por lo que un plus de atención en ese sentido sería recomendable. No sé si la culpa es solo de la administración estatal o de la regional, por lo que afecta a las vías secundarias y de titularidad comarcal, pero deber hacerse la luz sin más dilaciones, para que la angustia de los conductores ceda y pongan todos los sentidos en cumplir con las normas de la circulación en vez de achinar los ojos para tratar de saber que es lo que hay tras la curva siguiente. La Dirección General de Tráfico tiene ahora la última palabra.