Hacía años que el comienzo del curso escolar no se presentaba tan tranquilo, gracias al acuerdo alcanzado entre la Consejería de Educación del Gobierno asturiano y los sindicatos de la enseñanza, que difuminaron una posible huelga en el sector y que pone bien a las claras que, cuando dos puntos de vista distintos se ponen de acuerdo, el logro alcanzado es beneficioso para todos.
Seguro que os acordáis de hace algún tiempo cuando, en pleno inicio de la temporada de colegios e institutos, se amontonaban en las páginas de los periódicos los distintos conflictos que atenazaban a la enseñanza en Asturias: colegios que no habían acabado las reformas, falta de profesores, demasiadas horas en clase y curso problemático para todos los interesados.
Las recomendaciones de los expertos apuntan a una disminución de la relación entre clase y escolares; y, sobre todo, una merma de horas de clase para los enseñantes que hacen del sistema una realidad más sostenible.
Parecía que, en este nuevo septiembre, las cosas iban a seguir por el mismo camino, incluso se habló de una posible huelga de los trabajadores de la enseñanza porque las reivindicaciones, tantas veces demandadas, seguían durmiendo en el cajón de algún responsable de la Consejería o del departamento correspondiente que tenía que dar soluciones a las demandas.
Sin embargo, una decisión valiente de las partes que renunciaron a algo para conseguir que las aulas de Asturias bajen calmas y que todo el mundo quede mínimamente insatisfecho, pero relativamente contentos, ha merecido la pena y ha supuesto que los profesores, los alumnos, los padres y los responsables del asunto empiecen su trabajo con bastantes de sus peticiones alcanzadas, porque han sido lo suficientemente juiciosos para que se canalizaran los problemas. Los que no se solventaron es probable que se puedan solventar el próximo curso. O el siguiente.
Más profesores contratados, que libera la carga y el peso de la responsabilidad de muchos educadores que estaban sobrepasados; disminución de la ratio de alumno por aula, que presagia una mayor calidad de la enseñanza y aunque en los centros educativos asturianos el número de estudiantes no sea excesivo, las recomendaciones de los expertos apuntan a una disminución de la relación entre clase y escolares; y, sobre todo, una merma de horas de clase para los enseñantes que hacen del sistema una realidad más sostenible.
Y si profesores y sus jefes están en buena sintonía, habrá que colegir que los alumnos de nuestra tierra van a sacar muy buen resultado de su esfuerzo
Después de la firma del acuerdo y del alejamiento del fantasma de un paro en el comienzo de curso, he leído declaraciones de todas las partes, felicitándose por el pacto, pero también poniendo sobre la mesa lo que no se ha podido conseguir. Mi experiencia laboral me indica que, cuando nadie está del todo satisfecho, es que la cosa ha ido bien y sobre todo no hay ajustes de cuentas pendientes que pueden poner en peligro la relación entre profesores y directores y entre sindicatos y patronal.
Esperemos, pues, que la experiencia de este año se repita en cursos posteriores porque siempre es bueno que las partes reconozcan los argumentos de sus contrarios y que exista dinero suficiente para atender las diversas reivindicaciones porque irá en beneficio de la enseñanza en Asturias. Y si profesores y sus jefes están en buena sintonía, habrá que colegir que los alumnos de nuestra tierra van a sacar muy buen resultado de su esfuerzo. Todos los dialogantes han sacado buena nota. Y que dure.