Opinión

Un chiringuito en la senda del oso

Uno quiere creer que las fuerzas políticas son congruentes cuando plantean alguna propuesta o ponen de relieve alguna necesidad. Pero estoy dándome cuenta de que la coherencia es un valor muy escaso y que la mayoría de las ocasiones cuando alguien desde la dirección de un partido lanza una reivindicación, no lo hace para mantener su afinidad programática, sino para resaltar sus intereses tácticos.

Así entiendo yo la propuesta política del Partido Popular para que el Gobierno asturiano se haga cargo de la Senda del Oso, esa travesía que va desde Santo Adriano a Quirós y Tervega y que sirve para conocer y reflexionar sobre la importancia de los plantígrados en determinadas zonas de nuestra geografía y para poder observar en el cercado a los animales que allí controla la Fundación Oso Pardo.

Como recordareis, el pasado verano se sucedieron dos hechos dramáticos en esta senda, relativo a los accidentes que se produjeron por el mal estado de conservación de la misma y que perturbaron la vida de dos turistas que visitaban la zona. uno de los cuales resultó muerto

A raíz de estos sucesos, tanto el Gobierno asturiano como los ayuntamientos por los que transcurre la Senda del Oso se pusieron las pilas y buscaron una fórmula adecuada para reparar algunas de las vallas que contienen el paseo y que fueron causantes de los accidentes, porque el deterioro de las mismas podría poner en peligro a otros visitantes.

¿Cual podría ser la causa de esta aparente contradicción ideológica del PP y de su portavoz, Teresa Mallada?

Además, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Asturias inició una serie de investigaciones tendentes a analizar si los accidentes fueron fruto del azar o de alguna negligencia de los responsables de la Senda, cuya gestión corresponde a los ayuntamientos.

Los conservadores asturianos que siempre pusieron el grito en el cielo contra lo que denominaron chiringuitos públicos apostaron por otro chiringuito consistente en que el Gobierno asturiano se hiciera cargo de este sendero, desligando a ayuntamientos y hosteleros de esta responsabilidad.

¿Cual podría ser la causa de esta aparente contradicción ideológica del PP y de su portavoz, Teresa Mallada? Las interpretaciones son libres, pero un servidor se inclina por liberar a los hosteleros de la zona de su compromiso moral con la mejora de las condiciones de funcionamiento de la Senda, de la que sacan más de un cuarto, sin poner ni un chelín.

El PP no tiene en la Senda del Oso ningún municipio en el que gobierne, por lo que sus propuestas están más ligadas a la búsqueda del clientelismo hostelero que a una sincera preocupación por la situación del camino. Izquierda Unida, por su parte, que rige dos de los cuatro ayuntamientos de zona propone un consorcio en el que figuren municipios, hosteleros y Principado que dé seguridad a la zona y que fidelice el turismo cada vez más creciente del que se benefician todas las partes.

A un servidor le parece más adecuada esta fórmula y no porque la proponga la izquierda, sino porque  compromete a todas las partes que sacan beneficio de la Senda del Oso a defender el proyecto e invertir lo necesario en su mejora y modernización. Si tiene que haber un chiringuito que, al menos, tenga sentido y que se repartan las pérdidas y no solo las ganancias. Lo demás es marear la perdiz.