Opinión

El empujón al transporte publico

Me adhiero casi sin reservas a las promociones de gratuidad del transporte ferroviario público y de rebaja del precio de las tarjetas del Consorcio de Transportes de Asturias que promueven respectivamente los gobiernos de España y de Asturias porque suponen un importante empujón al decaído servicio público que tanto precisan los ciudadanos en tiempos revueltos.

Y me adhiero porque considero imprescindible que tal como está el precio de los carburantes que seguirá por las nubes si el cielo no lo remedia, permite ahorrar energía y retirar vehículos individuales de las calles para concentrar los trayectos en menos automóviles y más colectivos no.

Deteriorar, como hasta ahora, el tren, no solo es un despilfarro inadmisible, sino que es un error político de primera magnitud.

También es importante seguir una estrategia de poco gasto medioambiental porque la lucha contra el cambio climático no solo es imprescindible, sino perentoria y aparcando los coches particulares en beneficio del transporte público contribuiremos,, aunque sea en pequeñas dosis a paliar la contaminación atmosférica.

Es muy importante, a mi juicio, potenciar el tren en unos momentos en los que deterioro de este medio, y especialmente los servicios de cercanías, debilitan el modelo de transporte, que en esta época es absolutamente necesario para poner en marcha un proyecto sostenible y que favorezca los intereses de los usuarios.

Pero no solo hace falta abaratar los precios, que está muy bien, sino que es preciso invertir en materia ferroviaria ingentes cantidades para paliar el retraso de décadas en este asunto, sobre todo en Asturias, sino también para hacer frente a la iniciativa privada que, legítimamente quiere hacer negocio, pero cuya estrategia de mercado es distinta de lo público.

Deteriorar, como hasta ahora, el tren, no solo es un despilfarro inadmisible, sino que es un error político de primera magnitud. Gastar hoy más es ahorrar más en el futuro.