Opinión

No es oro todo lo que reluce

Por enésima vez, una filial de una importante empresa minera y financiera ha solicitado permiso para explotar un yacimiento de oro en Salave, en el municipio de Tapia de Casariego, y por enésima vez los vecinos y comerciantes de la zona han exigido que se paralice dicho permiso porque perjudica los intereses de las personas que residen en el municipio, hasta el punto de que hace unos cuantos años, coincidiendo con la primera ofensiva de la compañía minera, de aquella era Rio Narcea Gold Mines,  una candidatura de opositores a la explotación ganó las elecciones en Tapia.

Lo que demuestra este conflicto entre los habitantes de Tapia de Casariego y la compañía que quiere sacar el mineral es que no es oro todo lo que reluce, sino que junto a la extracción aurífera, los trabajos llevan consigo la aparición de arsénico que  destruye el subsuelo y que daña la tierra con la consiguiente aparición de numerosos perjuicios para los que se dedican a la agricultura y  a la ganadería en la zona, a pesar de que la empresa anuncia que el arsénico desaparecerá hasta el 99%.

La coincidencia de colectivos de todo tipo que ven un daño irreparable a Salave y sus alrededores si el Gobierno asturiano concede el permiso deja bien a las claras que la mayoría de los habitantes del municipio sufrirían un impacto económico muy negativo porque los destrozos que causaría al medio ambiente la explotación de la mina serían irreparables.

Cofradías de pescadores, asociaciones de hostelería y turismo, apicultores, ganaderos y toda una serie de colectivos profesionales, aparte de ecologistas y habitantes de Tapia, que se muestran muy enfadados porque una explotación minera pueda afectar a la zona y que los inconvenientes sean mucho mayores que las ventajas, que los vecinos apenas consideran que les reporte beneficios para sus intereses.

Los posibles efectos sobre el empleo que es uno de los principales argumentos de la empresa para ganarse las simpatías de los vecinos parece que no son tantos como a los parados de Tapia y municipios cercanos les gustaría y que no van a suponer repercusión económica razonable para Salave y sus alrededores, en función del número de puestos de trabajo y su importancia. Aun así, creen los que se oponen a la mina de oro de Salave que lo que puede ser pan para hoy se convertirá en hambre para mañana.

Hace más de diez años que el rechazo generalizado a la mina de oro concitó la formación de una candidatura en las elecciones municipales de 2011, que hizo alcalde a Manuel Jesús (Cuco) González Díaz un abogado con despacho en Oviedo que personificó la oposición de los tapiegos a la puesta en marcha del yacimiento. Desgraciadamente para la candidatura que encabezaba, las presiones de algunos poderes económicos hizo tambalearse al equipo de gobierno y dos años más tarde, el PP se hizo con el bastón de mando del concejo.

Sin embargo, los opositores a la mina de oro, que han distribuido un manifiesto en contra han planteado ya en público y en privado que pondrán todos los medios a su alcance, sin descartar, incluso, una nueva lista al ayuntamiento para dentro de un año, en el caso de que el yacimiento se ponga en funcionamiento. No obstante, esperan no tener que llegar hasta ese extremo, porque confían en la sensibilidad del Gobierno asturiano para denegar el proyecto. Y siempre estarán las movilizaciones ciudadanas para dejar constancia de su reprobación.