Opinión

Me llamo como quiero

En mi adolescencia era bastante frecuente que las pandillas se encontraran en los futbolines para disfrutar de los juegos recreativos, ya que no había demasiadas diversiones en las calles. Yo era una nulidad a la hora de jugar al futbolín, pero no se me daba mal el pingpong y absolutamente desastroso era en lo que se refiere al juego del billar, hasta el punto de que más de una vez me llamaron la atención por levantar los tapines cuando le daba al taco. Por eso, si el tenis de mesa estaba ocupado, me refugiaba en la máquina de discos para escuchar una y otra vez el ‘In the gueto’ de Elvis Presley o las movidas canciones de The Eqals.

Afortunadamente, com la democracia, te puedes vengar de un padrino hijoputa y elegir el nombre que te acompañe para el resto de tu vida

En mis incursiones por el tocadiscos coincidí con un tipo que le gustaban las mismas canciones que yo y que dijo que se llamaba Antonio, y que rápidamente se incorporó a las actividades de la plantilla. Pero un día, el más sagaz de los amigos descubrió que Antonio no era Antonio, sino que se llamaba Presentino, con lo que, de manera espontánea, pero firme, le cuestionó el porqué del engaño. “Yo me llamo como me sale de los cojones” desafió el falso Antonio, sin que explicara convincentemente las razones, pero me las imagino.

Que un puto burócrata con ínfulas de cacique y de dictador acomplejado quiera vulnerar la ley por sus prejuicios ideológicos no puede permitirse en una sociedad democrática donde se legisla para que cada cual quiera ponerse el nombre oficial que quiera y que forma parte de las libertades individuales

Uno piensa que a Presentino (Antonio) no le gustaba el nombre que le había puesto su padrino y que prefería que le llamaran por otro inventado. También soy consciente de que en aquella época, finales de los años sesenta, si eras castellano y el día que tu naciste coincidía con el santo patrón que tenía como apelativo Ponciano o Hemerindo, te jodías para toda la vida y arrastrabas ese calvario hasta que te murieras.

Pero afortunadamente, con la democracia, te puedes vengar de un padrino hijoputa y elegir el nombre que te acompañe para el resto de tu vida. Y si te quieres llamar Presentino, te llamas y si no, te pones el nombre que te sale de los cojones, que para eso se han hecho leyes en las que se permite al Registro Civil cambiar tu distintivo por el que consideres más apropiado-Por eso no termino de entender la obstinación de un secretario de juzgado de Sobrescobio que impide que Francisco José Iglesias quiera llamarse Xicu Ilesies, cuando la ley permite perfectamente esta decisión personal y negarse a ella es un claro ejemplo de prevaricación en funcionario público, que debe conocer la ley y le hace una peineta en toda la regla.

Que un puto burócrata con ínfulas de cacique y de dictador acomplejado quiera vulnerar la ley por sus prejuicios ideológicos no puede permitirse en una sociedad democrática donde se legisla para que cada cual quiera ponerse el nombre oficial que quiera y que forma parte de las libertades individuales. El capullo que quiera ignorar las normas de la mayoría, que recurra al Tribunal Constitucional, o que se tire al embalse de Rioseco, pero que no impida que los ciudadanos hagan uso de sus derechos.

Espero que antes que tarde, Xicu Ilesies recupere el nombre por el que ha luchado tanto y que no tenga que sufrir más las mezquindades de los enemigos del asturiano y de los que piensan que un cargo público de secretario judicial o algo que se le parezca da patente de corso para saltarse la ley a la torera. No estaría de más que al susodicho censor se le aplicara un severo correctivo por parte de las autoridades competentes. Más que nada para que se le quitaran de la cabeza las veleidades gilipollescas propias de un sobrao.