Opinión

El martillazo de Ciaño

Hace ahora casi dos meses, una joven que hacia deporte por el paseo fluvial de Ciaño fue atacada inopinadamente por un individuo que, sin mediar palabra, le atizó varios martillazos en su cuerpo, uno de ellos en la cabeza y, posteriormente huyó del lugar en dirección contraria a la de la joven que, desde entonces, vive absolutamente traumatizada por el hecho.

A los pocos días se detuvo al agresor que resultó ser un colombiano que vivía en el mismo distrito langreano y que, según parece, tiene una perturbación mental considerable, pero la Justicia lo dejó en libertad con cargos y una orden de alejamiento de la muchacha, lo que conmocionó mas a esta, que apenas sale de casa por las consecuencias del acto e indignó a la población local.

Ahora lo que toca es esperar que la muchacha, que había aprovechado su día de descanso en la Universidad para hacer deporte, se recupere totalmente de su trauma y vuelva a hacer vida normal

Tiempo después los vecinos de Ciaño convocaron una manifestación que resultó masiva para protestar por la agresión y exigir mayor seguridad y vigilancia en la zona. Téngase en cuenta que la población de este barrio de Langreo se sitúa en torno a los 1.100 habitantes, aproximadamente, y la asistencia a la marcha de protesta fue calculada en algo más de dos mil personas.

No entendían los vecinos de la joven, como el agresor podía haber sido puesto en libertad, cuando en los medios de comunicación se afirmó que llevaba el martillo consigo, al objeto de golpear a otra persona, si bien este hecho no pudo ser finalmente contrastado, pero los manifestantes solicitaban que fuera atendido o en un centro psiquiátrico o estuviera a buen resguardo para evitar problemas posteriores.

Se da la circunstancia, confirmada poco después, por fuentes oficiales, que el autor de los martillazos es un hombre colombiano con antecedentes en su país por haber actuado de sicario y tiene en su curriculum la muerte de una persona por un asesinato a sueldo, no se sabe si de narcotraficantes o de otras mafias. Eso es lo que más ha indignado a los vecinos que salieron a la calle.

Yo tampoco entiendo muy bien como una persona con esos antecedentes y tras la agresión a la joven puede quedar en libertad, aunque con una orden de alejamiento, pero confío en que el juzgador haya encontrado algún tipo de razones jurídicas que recomendaran la sentencia que se produjo y que tanto indignó a los habitantes de esa localidad langreana.

Ahora lo que toca es esperar que la muchacha, que había aprovechado su día de descanso en la Universidad para hacer deporte, se recupere totalmente de su trauma y vuelva a hacer vida normal, como corresponde a una joven de 21 años. Y también que se controle al colombiano autor del martillazo, para que se le impida acercarse a esa persona y se le vigile médicamente para que, en la medida de lo posible, recupere su salud mental.

No se trata, sin embargo, de crear ningún tipo de alarma y de pensar que hechos como el del pasado 21 de febrero se repitan, sobre todo porque Ciaño es un lugar tranquilo, donde todo el mundo se conoce y vive con completa seguridad en sus calles. Y porque ni un grano hace granero ni un loco reaprte todos los días martillazos por la zona. De todas formas, la prevención es una obligación para todos.