Opinión

Las medallas de mi pueblo

Como ya es tradicional, a finales de este mes de junio y coincidiendo con la festividad local, el ayuntamiento de Gijón entrega sus medallas y distinciones que esta vez fueron consensuadas y han correspondido a personas y organizaciones comprometidas con el desarrollo de la ciudad. El hecho de que no hubiera ninguna oposición palpable a los galardonados prueba el consenso con el que actuó el equipo de gobierno y la buena disposición de todos los grupos a otorgar una serie de medallas que tengan el visto bueno de todos los gijoneses. El Centro de Educación para Personas Adultas, que se lleva la medalla de oro y la Fundación Alpe de lucha contra la Acondroplasia , lo que todavía algunos llaman enanismo, y el grupo de teatro Quiquilimón y la activista en favor de la igualdad Felisa Soria han sido los distinguidos con la medalla de plata.

Hace tiempo, las medallas de mi pueblo se elegían en función de las preferencias de cada grupo municipal y se daban como mucho tres, porque solo había esos grupos municipales. Ahora con la irrupción de nuevas propuestas políticas parece más difícil llegar a un consenso y con el fin de evitar vetos cruzados, se multiplican las reuniones en busca de un acuerdo general, lo que complica mucho la forma de elegir a los que son merecedores del honor de poseer la medalla de la ciudad.

No voy a poner un solo pero al reparto de distinciones, no solo porque me parecen correctas en general, (algunas me gustan mucho), sino porque después de las conversaciones para llegar a un acuerdo y conseguir esta lista, no va llegar el más listo del pueblo a demostrar su condición de rompehuevos y trastocar todas las horas del tiempo de los concejales y de la alcaldesa con tiquismiquis y paridas varias.

Me gustan las medallas de mi pueblo. Y punto. Creo que en esta ocasión hay que ser positivos y valorar no solamente los nombres que han conseguido este galardón, sino la dedicación de los representantes municipales para encontrar nombres que conciten el apoyo de todos los grupos que se sientan en los escaños de la Corporación. Y porque, además, es también una tregua en las luchas políticas, a veces estériles, que se producen en la que debe ser la casa de todos los gijoneses.

Sabéis que no soy partidario del compadreo en política ni en asuntos de índole partidaria, porque si las diferentes organizaciones que se postulan para dirigir Gijón, o cualquier localidad tienen puntos de vista diferentes es porque corresponden a visiones distintas y plurales que se reflejan en cualquier sociedad y mucho más en un pueblo que tiene casi 300.000 habitantes, a pesar de que la despoblación también ha hurtado censados en esta tierra.

También sabéis que creo que las diferentes opciones políticas tienen que ser homogéneas y coherentes con su programa. Por eso no entiendo que desde el propio partido de la alcaldesa, se inicie una campaña de acoso y derribo porque no gustan a los nuevos responsables las políticas de izquierda que practica. Algo así como si la derecha se tirara los trastos a la cabeza por un quítame allá esas pajas. Así que les ruego a los conspicuos dirigentes del PSOE local que no tiren piedras contra su propio tejado y hagan declaraciones incomprensibles para sus votantes y correligionarios. Porque, en todo caso, si la alcaldesa Ana González quiere, será la candidata del partido a las próximas elecciones municipales encabezando la lista, porque así lo establecen los estatutos de esa organización. Y salvo que quieran perder la alcaldía a propósito, que ya sería un despropósito, lo que deben hacer los nuevos mandatarios es remar en la misma dirección.