Opinión

No es oro todo lo que reluce

Por fin el conflicto laboral en la mina de Belmonte de Miranda, Orovalle, ha quedado zanjado al acordar trabajadores y patronal llegar a un acuerdo para la firma de un nuevo convenio, después del pulso que la empresa ha planteado de manera sistemática a los trabajadores, pero que éstos no quisieron aceptar,  sino mejorar sus condiciones de labor y reducir su jornada semanal

Las conversaciones entre las partes se rompieron en varias ocasiones, pero la determinación de los mineros de la explotación aurífera fue más fuerte que las políticas negacionistas de los empresarios, quienes se vieron abocados a ceder en sus pretensiones, aunque también los curritos se dejaron pelos en la gatera. Eso no fue obstáculo para que USO, UGT y La Corriente Sindical de Izquierdas, que conforman la representación social rubricaran el acuerdo, mientras que Comisiones Obreras se mostraba a la expectativa muy crítica con las amenazas de la dirección.

Por el momento, la vigencia del convenio colectivo es de tres años. En el primer periodo, la subida se sitúa en torno al 4%mientras que para el año siguiente, se queda en un 3%. La valoración de los representantes de los empleados es positiva, ya que el incremento está por encima de la inflación y permite recuperar poder adquisitivo. Queda por saber cuál será la espiral inflacionista para el año 2025, pero confían los sindicatos en que la reducción de los precios en los próximos meses permita también mejorar el nivel de los salarios, cuya alza se firmó en un 3%..

Pero quizá lo que ha satisfecho más a la plantilla de Orovalle ha sido la reducción de la jornada laboral, tanto para los trabajadores del interior de la explotación como los del exterior de la misma, ya que era una reivindicación muy sentida por el conjunto de los 480 trabajadores que forman parte de la nómina de esta empresa, que tiene sobre la nuca la vigilancia de los instrumentos de control medioambiental del Principado.

Los negociadores han tenido que ceder a la exigencia de la empresa de la puesta en marcha de un un Plan Integral de Prevención y Actuación para evitar el consumo de drogas y alcohol en horario laboral y de manera discrecional. En un principio, los trabajadores se habían opuesto porque consideraban que se trataba de una forma de controlar que ni siquiera en profesiones de altísimo riesgo se producía, pero al final consideraron que la prevención es una buena medida para los trabajadores y para evitar accidentes.

El conflicto de Orovalle, que se inició el pasado mes de noviembre, se enconó de manera exponencial a lo largo de la duración de la huelga, sobre todo cuando la empresa se mantuvo decidida a plantear un cierre patronal si los paros no se desconvocaban y si la actitud de la plantilla impedía el normal desarrollo de las operaciones extractivas de la empresa. Finalmente, la sangre no llegó al río y Orovalle vuelve a la absoluta normalidad.