Opinión

La salud publica de la salud mental

Parece ser que el presidente del Principado, en funciones y con grandes posibilidades de volver a serlo, ha puesto sobre la mesa la necesidad de abordar el asunto de la salud mental de los asturianos en la próxima legislatura, que en los últimos tiempos ha sido objeto de debate, aunque esta circunstancia se ha dado en todo el territorio nacional porque la erosión de nuestras neuronas es evidente y ocasiona grandes problemas entre los ciudadanos.

Tenemos una magnífica sanidad pública pero, en el caso de los psicólogos y psiquiatras que están asignados a la Seguridad Social duran en sus puestos menos que un caramelo a la puerta de un colegio y los pacientes se quejan de esa continua improvisación

Una pandemia que duró casi dos años con confinamiento durante tres meses, una situación económica grave ocasionada por la crisis estafa de la época de Mariano Rajoy y un mundo cada vez más difícil donde enfrentarse a los problemas para sobrevivir es una especie de Himalaya para buena cantidad de personas, podrían estar en el origen de algunos desequilibrios que padecemos y que es necesario restaurar.

Bienvenida sea, pues, si llega a producirse esta inversión y dedicación a los problemas de la salud mental que pretende Adrián Barbón, pero es conveniente dejar claras algunas cuestiones al respecto para que no nos cojan fuera de juego cuando se plantee la puesta en marcha de esta iniciativa en la que tanto confían enfermos, familiares y la ciudadanía en general.

En primer lugar hay que hablar de la salud pública de la salud mental. Y ésta se encuentra en la más deplorable de las situaciones. Tenemos una magnífica sanidad pública pero, en el caso de los psicólogos y psiquiatras que están asignados a la Seguridad Social duran en sus puestos menos que un caramelo a la puerta de un colegio y los pacientes se quejan de esa continua improvisación que pone en peligro la continuidad de las consultas y, sobre todo, la fidelidad de los enfermos que pueden dejar de acudir a su médico si cada vez que van tienen que empezar de nuevo a contar su historia al especialista.

Sería conveniente que, cuanto antes y con los plazos razonables de la composición del nuevo gobierno y las estructuras correspondientes, se presente a los asturianos un plan de salud mental lo más consensuado posible

No sé de quién es la culpa, si de la Consejería de Salud que dirige, también en funciones Pablo Fernández Muñiz, o del SESPA, que está bajo la responsabilidad de Concepción Saavedra, pero a este barullo hay que ponerle remedio cuanto antes. Y el presidente del Principado es el jefe directo del consejero y ha tomado  como persona de confianza a la responsable del Servicio de Salud del Principado de Asturias. Así que...

Sería conveniente que, cuanto antes y con los plazos razonables de la composición del nuevo gobierno y las estructuras correspondientes, se presente a los asturianos un plan de salud mental lo más consensuado posible para abordar este grave problema que, según los expertos, va a ser determinante y muy relevante en los próximos años. Y, por supuesto, que se acabe con el descontrol de los cambios de facultativos en los centros públicos, porque demuestran una escasa consideración de las autoridades sanitarias por los enfermos.

Una buena salud mental es el corolario de una buena atención ciudadana y de que los problemas de los asturianos pueden tener solución si se establecen pautas de funcionamiento que acaben con la desorganización y con el cacao mental que tenemos todos. Y no vamos a resolver el problema de una manera definitiva, pero sí al menos, pretendemos estar menos locos de lo habitual.