Opinión

A todo tren, destino Asturias

Me permito tomarle prestado para este artículo a Santiago Segura el título de su película más taquillera del cine español con la esperanza de que me conceda el honor de no pagarle derechos de autor, dadas sus magníficas recaudaciones para hablar de dos temas fundamentales para el futuro más inmediato de nuestro pequeño país: el ferrocarril y Asturias.

Lamentablemente la desindustrialización de la región frenó la pujanza ferroviaria de Asturias

La historia industrial de Asturias está íntimamente ligada con la creación del ferrocarril. Es la tercera línea creada en España, la única en la cuenca del Nalón y Gijón, si contamos con la isla de Cuba, de aquella dependiente de la soberanía española, y que fue pionera en el desarrollo del tren.

Y esta cultura industrial hizo posible el potencial ferroviario de Asturias para transportar los productos que se extraían de nuestra tierra, desarrollo que duró hasta los últimos años del siglo XX.

Lamentablemente la desindustrialización de la región frenó la pujanza ferroviaria de Asturias y, aunque los de siempre se llevaron el pan y nos dejaron el hambre como cantaba el poeta Blas de Otero, no pudieron llevarse las máquinas ferroviarias, quizá por su peso, pero lastraron su actividad.

Es un buen momento para exigir las competencias ferroviarias con el fin de que el tren también se autogobierne en esta comunidad y los asturianos podamos preparar bien nuestro futuro.

Y pese a que tenemos buenas infraestructuras nos restaron trayectos y la modernización necesaria para que los trenes vayan a su hora y en tiempo razonable.

Tenemos buenos cercanías que hay que mejorar inexorablemente para acercar a los ciudadanos y potenciar la movilidad ferroviaria por lo que algunas propuestas para eliminar apeaderos y paradas son un contrasentido porque impiden el traslado de personas con menos recursos y habitantes de pueblos alejados que tienen los mismos derechos que los demás para la movilidad. Otra cosa es que algunos horarios se salten algunas estaciones, pero sin menoscabar las voluntades de esos viajeros.

Yo creo que ahora que Asturias inicia una nueva legislativa con intenciones progresistas es un buen momento para exigir las competencias ferroviarias con el fin de que el tren también se autogobierne en esta comunidad y los asturianos podamos preparar bien nuestro futuro.

Obviamente, las transferencias deben ir acompañadas del dinero suficiente para encarar las preciosas inversiones que se requieren para que nuestros trenes no se queden descolgados del medio y largo plazo, porque tenemos mimbres para buenas ideas en materia de comunicación férrea.

Tenemos el buen ejemplo del País Vasco, donde han hecho un gran trabajo en este ámbito, si bien sus peculiaridades fiscales les ayudan sobremanera. Pero han asumido los trenes en circunstancias parecidas a Asturias y han conseguido logros importantes como el EuskoTren.

Hay que arriesgar. Al menos, a mí me lo parece. Y si nuestro gobierno autonómico se atreve con este compromiso y no pierde el tren, yo estaré incondicionalmente a su lado. Ánimo.