Opinión

Toma el dinero y corre

Lo más repugnante de la decisión del Consejo de Administración de Duro Felguera de presentar un ERE de extinción para un sinfín de empleados en Asturias es que el pasado año había recibido de las administraciones públicas una subvención nada menos que de 120 millones de euros, aproximadamente, con la que se pretendía que solventara sus supuestos problemas económicos y pudiera mantener la producción y la plantilla-

Duro Felguera es una ingeniería estratégica para la economía nacional y por eso la Sociedad Estatal de Participación Industrial le ayudó  con la cifra anteriormente mencionada, con el fin de que superar sus problemas económicos y administrativos y siguiera en el negocio en el que ha sido pionera durante muchos años. No obstante ser una empresa estratégica no es motivo para tener patente de corso y poder hacer su santa voluntad con los trabajadores, mientras que sus directivos se acogen a sueldos generosos.

Otra solución, absolutamente constitucional, es expropiar la compañía en nombre del bien común y sacarle el máximo rendimiento siendo los beneficios para los nuevos propietarios, que sería el Estado o la Sociedad Estatal de Participación Industrial.

Obviamente la confirmación de que Duro Felguera pretende negociar un ERE masivo, aunque no fije de manera precisa el número de empleados que desea echar, ha sentado muy mal en el Gobierno del Principado de Asturias que ya ha dejado muy claro a la empresa que no es la mejor vía para arreglar los problemas y le advierte de las consecuencias de persistir en su estrategia, aunque también se brinda a mediar y a facilitar acuerdos que pongan negro sobre blanco la viabilidad de la ingeniera.

Lógicamente, también las centrales sindicales han puesto el grito en el cielo por esa soberbia actitud de Duro Felguera y ha reclamado de las instituciones que se ponga coto a la intentona de despedir a un número todavía indeterminado, pero cuantitativamente numeroso, después de haber tomado el dinero de la subvención y echar a correr, tal y como rezaba aquella película del insigne Woody Allen. A las protestas sindicales se han sumado también bastantes personas e instituciones e integrantes de la sociedad civil que estiman un abuso intolerable la propuesta de los expedientes de regulación de empleo.

No es la primera vez que Duro Felguera se encuentra en dificultades, porque ya hace algunos años planteó la necesidad de que el Estado se comprometiera a ayudarla dado su carácter de empresa fundamental para los intereses de Asturias. Incluso, en algunos sectores se llegó a sugerir la intervención pública o la nacionalización parcial de la compañía, pero los círculos más moderados de la administración rechazaron tal posibilidad. No obstante, inyectaron importantes cantidades de dinero que, por lo que se ve, no sirvieron para nada.

Se desconoce en qué dirección se desarrollarán los acontecimientos en Duro Felguera, pero es absolutamente necesario que la compañía tenga claro que si no puede asumir los retos del mercado, tendrá que abandonar, porque las administraciones no están para financiar a una compañía privada que durante muchos años tuvo importantes beneficios, que no compartió con la sociedad, pero también muchos conflictos internos.

Otra solución, absolutamente constitucional, es expropiar la compañía en nombre del bien común y sacarle el máximo rendimiento siendo los beneficios para los nuevos propietarios, que sería el Estado o la Sociedad Estatal de Participación Industrial. En estos tiempos en los que las nacionalizaciones están mal vistas, no sería la solución ideal para los partidarios del libre mercado, aunque estos tengan bien claro, como el resto de la sociedad que eso de la competencia es un cuento chino porque entre las grandes empresas no existe y si se mantienen en el mercado es gracias a las ayudas públicas. Pues, hala, a ser coherentes.