Un amigo de mi primera juventud y que afortunadamente aún conservo en la senectud, me comentaba cuando yo le planteaba alguna incoherencia o irrealidad de nuestras utopías, que en realidad éramos una contradicción con patas y esta circunstancia nos perseguiría toda la vida.
Mantengo esa creencia en mi contradicción con patas cuando me percato de que un pacifista como yo creo que soy y un hombre al que lo militar nunca le supo levantar, aplauda ahora la aprobación de un contrato del Ministerio de Defensa para que en la fábrica de armas de Trubia se construyan 150 vehículos de combate 8x8 que los responsables de la empresa, ahora privada, habían luchado por conseguir para mejorar el empleo.
Así que, con gran dolor de corazón y gran incoherencia personal, este pacifista de boquilla lanza tres hurras por la inversión de Defensa en Trubia y por todo lo que significa para los trabajadores y el conjunto de la región.
Las condiciones para la consecución del contrato son muy favorables a la empresa y suponen la creación de 375 nuevos puestos de trabajo, que tanto necesita esta comunidad autónoma, además de para desarrollar la gran industria asturiana que pasa por momentos muy difíciles. Basta estas dos premisas para no solo no rechazar la inversión, sino para ponerla en valor, dada la situación real de nuestra economía.
Aunque General Dynamics es la actual propietaria de la fábrica de armas de Trubia, esta empresa es ya una tradicional compañía de las que tienen asentamiento en Asturias, que data de hace más de dos siglos y que ha prestado innumerables servicios a la economía militar de nuestro país. Tanto en Octubre de 1934 como en los primeros meses de la guerra civil, Trubia fue incautada por los revolucionarios para impedir que ese polvorín cayera en manos de los elementos derechistas.
Así que, con gran dolor de corazón y gran incoherencia personal, este pacifista de boquilla lanza tres hurras por la inversión de Defensa en Trubia y por todo lo que significa para los trabajadores y el conjunto de la región.
Felicitémonos, pues, los asturianos, aunque el acuerdo nos saque algunas ronchas a los que todavía andamos con el idealismo utópico por bandera.
Dos cuestiones esenciales habría que puntualizar para que la dicha fuera perfecta. En primer lugar que los países a los que se podrían destinar estos vehículos 8x8 no los dediquen a maquinaria de guerra, sino a mejorar las condiciones de su material y a impedir que se usen para reprimir a la población.
La segunda cuestión es la que ya ha adelantado su comité de empresa, o sea que los empleos que se generen pertenezcan a la factoría con todos sus pronunciamientos y no se externalicen, perdiendo calidad e incrementando la precariedad que, desgraciadamente, es ahora moneda común en el mercado de trabajo. Felicitémonos, pues, los asturianos, aunque el acuerdo nos saque algunas ronchas a los que todavía andamos con el idealismo utópico por bandera.