La jornada prometía. En torno a las nueve de la mañana del domingo, la Asociación Cultural Los Hórreos de Molleo que encabeza Agustina Castro metía en un autobús dieciocho cajas de sidra y emprendía viaje al municipio cántabro de Molledo, con el que la localidad sierense ha retomado el hermanamiento que se inició en 2006 entre el colectivo y el Ayuntamiento, dirigido por entonces por Dámaso Tezanos (PP), y que tras el relevo en la Alcaldía quedó paralizado hasta el pasado año. «No va a quedar un cántabro sin emborrachar», bromeaba Castro durante el viaje, organizado para disfrutar de la celebración del Día del Folclore enmarcado en las fiestas patronales en honor a la Virgen del Camino.
Ataviada con el traje regional asturiano y con una bandera de Asturias de gran tamaño, nada más llegar al Ayuntamiento de Molledo Castro protagonizó un baile con la actual alcaldesa, Verónica Mantecón (PRC), a ritmo del pito y tambor locales de Alberto y Eduardo y el acompañamiento de la gaita de Vicente Prado "El Pravianu", desplazado para la ocasión. Tezanos, ahora edil de la oposición, también acudió al recibimiento y acompañó al grupo durante todo el día.
Tras un breve pasacalles, la delegación sierense, formada por 60 personas, se trasladó al corrobolos, donde fue recibida por el Coro Ronda Virgen del Camino y donde se celebró el acto institucional, seguido por centenares de personas. «Es un honor estar en un día muy especial para nuestro patrimonio cultural e inmaterial», destacó la directora general de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica, Zoraida Hijosa, que asistió como representante del gobierno de Cantabria. «El folclore es algo que crea identidad y que nos une», añadió.
Por su parte, al inicio de su intervención, Agustina Castro pidió guardar un minuto de silencio por Marcelino García, vecino de Molleo fallecido el pasado mes de julio y al que además del hermanamiento, le hacía especial ilusión conocer al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. «Fue una promesa que le hice que no pude cumplir», señaló Castro quien, con su espontaneidad habitual, apuntó que «es la tercera vez que Revilla nos deja colgados». La regidora, que señaló a sus vecinos que «Agustina es una trabajadora incansable y no la vais a olvidar en la vida», excusó al presidente explicando que se encontraba en otro acto. Asimismo, la presidenta de Los Hórreos y promotora del hermanamiento, aseguró que «estamos muy contentos de haberlo retomado y esperamos que ahora sea para siempre».
También hubo tiempo para el intercambio de regalos. La concejala de Políticas Sociales, Ana Rosa Nosti, recibió una placa conmemorativa y Castro un campano, como denominan en Cantabria al cencerro, fabricado por un artesano campanero de la zona, un oficio en peligro de extinción. El evento se completó con una comida de hermandad a base de arroz con tudanca celebrada en la explanada del campo de fútbol municipal y en la que participaron más de 300 personas y con actuaciones de folclore, en las que no faltó la gaita y la voz de "El Pravianu". Tras un intenso día de emociones, los sierenses emprendieron el viaje de vuelta con la promesa de volver a verse pronto con sus «hermanos» cántabros.
