El canto de los gallos espanta a los turistas
«Muchos huespedes se van porque no soportan el ruído y los que se quedan lo hacen porque les suministramos tapones para los oídos, para que puedan dormir», asegura José María García Gallego, propietario de los Apartamentos de Turismo Rural Camino Picos de Europa, en la localidad de Sotu Cangues, en Cangas de Onís.
El empresario lo cuenta con una resolución en la mano, del Ayuntamiento de Cangas de Onís, que insta a dos de sus vecinos a «cesar la actividad de cría de gallos hasta que los interesados no acrediten estar en posesión de las preceptivas licencias que legitimen la actividad».
García Gallego asegura que tuvo que recurrir al Principado de Asturias «ante la pasividad del Ayuntamiento», tras las reiteradas denuncias y en vista de que el Consistorio «no contaba con los aparatos necesarios» para medir el nivel de ruido nocturno que generan los gallos, que es lo que denuncia el hostelero.
Tras las mediciones realizadas por el Laboratorio Asturiano de Calidad en la Edificación, a instancia del Servicio de Control Ambiental de la Dirección General de Prevención y Control Ambientalde la Consejería de Infraestructuras «se demostró que durante la noche se supera el nivel máximo admisible para el decreto 99/85. Se registraron 72,4dBA cuando el máximo entre las 22 y las 7 horas es de 45dBA». Con ese informe el Ayuntamiento dictó la resolución que, lamenta, «aún no se ha cumplido».
Ya saben eso de "pueblu pequeñu, infiernu grande".