Simón Gallego revive el naufragio del “Juan de Orduña” 60 años después

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photo_camera Sinmón Gallego rememora el naufragio del Juan de Orduña.

60 años del naufragio del Juan de Orduña

El 20 de abril de 1960, sobre las cinco de la madrugada, el barco llastrín “Juan de Orduña” naufragó cerca de la playa de la Arnía, en Cantabria, cuando volvía de pescar bocarte en el País Vasco. La nave, que fue azotada por un temporal a la altura de Suances, perdió el control hasta acabar embarrancada entre unas rocas en unos tiempos en que no había GPS. Sus dieciocho tripulantes sobrevivieron: saltaron al agua y escalaron por un acantilado hasta que por fin llegaron a tierra. En la primera casa que pararon a pedir socorro no les abrieron la puerta por miedo -en ese tiempo operaban los maquis- así que continuaron caminado hasta Liencres, donde los vecinos sí les prestaron auxilio.

Supervivientes como Simón Gallego participarán en el hermanamiento que tendrán lugar en Liencres, donde fueron auxiliados por los vecinos

Con el fin de conmemorar los sesenta años de aquel “milagro” y mostrar su gratitud, los marineros llastrinos volverán a Liencres en abril para participar en un hermanamiento. Entre los supervivientes del naufragio que acudirán a la celebración cántabra figura Simón Gallego Valle, que según cuenta fue el primero en subir a cubierta y dar la voz de alarma cuando el barco comenzó a hundirse en los canales de Arnía. «Nos tiramos al agua y fuimos nadando hasta dar con una ladera. La escalamos agarrándonos a lo que buenamente podíamos y menos mal que no cayó nadie porque como subíamos en fila hubiéramos ido todos detrás», relata el hombre, de 97 años de edad. «Llegamos arriba con la ropa hecha jirones y con muchas magulladuras por el cuerpo y los pies», explica.

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Simón Gallego con sus hijos Andrés y Marujina delante del cuadro “La esencia de su vida” que su nieto Guillermo Simón donó a la Residencia de Llastres.

Según su versión, las primeras curas las recibieron en el bar El Resbalón de Liencres a primera hora de la mañana. «Hasta allí se acercaron lugareños como Pilar Royuela, que venía de Soto de la Marina y rápidamente nos echaron una mano. Les estaremos eternamente agradecidos», remarca el nonagenario, que entonces regentaba el Bar Colón de Lastres junto a su mujer María Llera, ya fallecida. Ese mismo día por la tarde un autobús de Autocares Mento les llevó de regreso a Lastres, donde fueron recibidos con alegría por las familias. «Yo al poco de llegar me metí en la cama porque estaba agotado», narra. Gallego ya sabía lo que era enfrentarse a una mar embravecida: había sobrevivido a la galerna del 1944 de Llastres, en la que perdió la vida su hermano Andrés. Una tragedia que no impidió que Simón siguiera en un oficio que le llevó a recorrer el mundo y que sus hijos varones Luis y Andrés, heredaron. Ambos se encuentran en la actualidad jubilados como marinos mercantes. Está previsto que Andrés actúe con el coro “San Roque” de Lastres en el acto de hermanamiento, que previsiblemente se celebrará el 19 de abril.