OPINIÓN

Cuatro de ochenta y seis

Mis compañeros concejales socialistas riosellanos y yo estamos cabreados, defraudados y engañados por el comportamiento de algunos en quienes habíamos depositado nuestra confianza

Sólo cuatro de ochenta y seis. Es decir un 4.6% de los consejeros de Caja Madrid no hicieron uso de las tarjetas black, porque tuvieron un comportamiento acorde a las circunstancias en que sus conciudadanos vivimos. Tuvieron un mínimo de vergüenza, o lo que es lo mismo no las usaron porque sabían lo que significaban, digo yo. 

Pero el resto se sirvió de esas tarjetas para gastos varios. Y es para tomárselo a risa el hecho de que personas con cargos tan relevantes en sus carreras, ahora nos digan que no sabían lo que significaban esas tarjetas. Es un delito moral gastar lo que se gastó en un “gratis total” que luego pagamos los contribuyentes, es un delito fiscal porque esas tarjetas estaban diseñadas para no contribuir, y es un delito repulsivo porque, además, esos mismos (políticos, sindicalistas, empresarios…), nos daban lecciones, urbi et orbe, de lo que debíamos o no cobrar los obreros, de lo que debíamos apretarnos el cinturón. Esto no es indignante es otra palabra de cuyo nombre no quiero acordarme.

No obstante la indignación que todos sufrimos, se me antoja, desde hace unos días, que existe una especie de “casta” de indignados. Es como si hubiera unos indignados de primera y otros de segunda; unos indignados de pura raza y otros de serie B; unos indignados auténticos y otros sólo de boquilla. Es como si hubiera una especie de comité que otorga carnets de indignación, porque algunos, los de ese comité, hayan hecho algún master en indignación.

Mis compañeros concejales socialistas riosellanos y yo estamos cabreados, defraudados y engañados por el comportamiento de algunos en quienes habíamos depositado nuestra confianza. Todo lo cual nos lleva a la indignación. Pero más si cabe cuando nos damos cuenta de que somos el único partido que entrega el 25% de las dietas de las comisiones municipales a la partida de Emergencia Social de los presupuestos. Seguimos esperando a que el equipo de gobierno después de dos años convoque una comisión, como prometió, para hacer lo mismo. Esto también nos indigna sin necesidad de pertenecer a ningún comité ni tener ningún carnet de indignados.