Ayer era un gran día para Asturias. Ayer se materializó un proyecto que arrancó cuando hace 40 años -que se dice pronto- Alejandro Rebollo, ex dirigente primero de UCD y después de CDS, la propusiera y tras veinte años desde el inicio de unas obras que han supuesto más de 4.000 millones de inversión. No podía ser de otra forma: la llegada de la alta velocidad a Asturias es, de lejos, la obra de infraestructura ferroviaria más compleja de la historia de nuestro país.
Ayer todos esos años de retrasos, inconvenientes e incertidumbres se disiparon a las 13.35h. Una hora, unos minutos tarde con respecto a lo previsto, a la que arrancó lo que muchos han calificado ya "el camino hacia el futuro de Asturias" en la estación de Chamartín de Madrid. A bordo el Rey Felipe VI, Pedro Sánchez, un radiante presidente del Principado Adrián Barbón -que no podía ocultar la felicidad por lo histórico del momento- y, unas horas después, Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León.
Ayer las tres horas y diez minutos que separan Madrid de Oviedo gracias a la alta velocidad supieron a mucho. A oportunidad, a deuda histórica con el Principado pero, sobre todo, a porvenir. Ayer la rampa de Pajares, inaugurada a finales del siglo XIX por el tatarabuelo del actual Rey, quedó por fin relegada a un segundo plano. Y, con ello, Asturias aparcó por fin una infraestructura útil en su día pero que ha lastrado durante mucho tiempo una modernidad necesaria.
Hoy, 30 de noviembre, los primeros pasajeros de la alta velocidad de Asturias se han subido al tren para viajar a León, a Palencia, a Segovia, a Valladolid o a Madrid sin que el reloj parezca pesar. Hoy, 30 de noviembre y como sucedió en siglos pasados, el ferrocarril vuelve a ser clave para hacer de Asturias una comunidad autónoma más competitiva, conectada con el resto de España sin engorros y, sobre todo, más moderna. Renfe prevé que, solo hoy, más de 2.200 personas usen se suban a uno de los ocho trenes que circularán entre Madrid y Asturias en distintos horarios
Y quizás lo hagan por trabajo, por ocio o, simplemente, por gusto. Pero lo que está claro es que todos y cada uno de ellos son conscientes del logro que supone, al fin, que la alta velocidad -aunque sea a medias por el momento- haya logrado cruzar el Negrón. Y Asturias tiene, más que nunca, una oportunidad excepcional para arrancarse el pasado y ocupar el lugar que le corresponde en el futuro.
