Confirmados cuatro casos en Asturias de la enfermedad hemorrágica epizóotica del ganado

A diferencia de lo que sucede con el carbunco, no es una enfermedad que se transmita al ser humano
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A pesar de que Asturias se resistía casi de forma natural y parecía que podría permanecer al margen, la realidad es bien distinta. Con la confirmación por parte de la Consejería de Medio Rural y Política Agraria de cuatro casos, es un hecho que la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) ha llegado al Principado. Algo que entraba en la ecuación si tenemos en cuenta que, si bien Asturias se mantenía al margen mientras en el resto de España se acumulaban los casos en los últimos meses, nuestra vecina Cantabria confirmó los primeros casos hace apenas unos días.

Las cuatro muestras de Asturias, procedentes en tres casos de animales de Oviedo y en uno de Riosa, han sido confirmadas por el Laboratorio Nacional de Referencia de Algete ratificando, así, que el vector de transmisión de esta enfermedad que afecta tanto a rumiantes domésticos como salvajes está en nuestro territorio. Y es que la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, de carácter viral, no es contagiosa ni entre animales ni al ser humano; y se contrae por las picaduras de mosquitos del género culicoides. En líneas generales, los casos graves son escasos y la mortalidad derivada baja. Es habitual que las reses infectadas presentan la enfermedad de forma asintomática; o, en su defecto, cursen la enfermedad con síntomas leves. Entre ellos están la fiebre, la anorexia, la inapetencia, la cojera, la dificultad respiratoria, la secreción nasal o el eritema en la ubre.

Aunque la enfermedad es de declaración obligatoria, las cabañas no se ponen en cuarentena ni se pautan restricciones para el consumo de productos lácteos o cárnicos. Lo que sí implica la detección de un caso de Enfermedad Hemorrágica Epizoótica es la restricción de movimientos de ganado vivo. Además es recomendable adoptar medidas de desinsectación tanto en las reses como en las instalaciones para erradicar al mosquito transmisor de esta dolencia; y tratar de forma sintomática a los animales enfermos. 

En lo que respecta a los rumiantes domésticos, el ganado vacuno es el que registra una mayor incidencia de esta enfermedad que presenta menos casos en el ovino, y prácticamente ninguno en el caprino.