¿Cuáles son los 9 pueblos más "bellos" de Asturias según National Geographic?

Mar y montaña se conjugan en esta selección de destinos asturianos
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photo_camera Bandujo, uno de los pueblos más bonitos de Asturias según el National Geographic.

No es solo el eslogan del Principado: Asturias es un paraíso natural y, sin duda, ese es el motivo por el que año tras año miles las personas visitan su geografía. La belleza cantábrica de sus paisajes no ha pasado desapercibida ni al mismísimo National Geographic, que no ha dudado en hacer su lista de los 9 pueblos "más bellos" de la comunidad.

La prestigiosa publicación ha sido incapaz de minimizar la lista y basa su selección en que el Principado cuenta con un «buen puñado de pueblos bonitos para captar su esencia marinera o montañesa». Dos aspectos, la costa y la montaña, que quedan reflejados debidamente en estos 9 pueblos más bonitos de Asturias entre los que se encuentran algunos de los destinos clásicos de cualquier buen turista pero, también, otros menos conocidos.

Un recorrido de oriente a occidente para seleccionar los espacios más hermosos de Asturias que, sí o sí, debemos conocer.

1. Llanes, calificada por National Geographic como «la perla del oriente asturiano»

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Los clásicos edificios llaniscos son uno de los motivos de la recomendación de National Geographic.

El singular urbanismo, adaptado a la propia naturaleza, y su costa son los dos principales motivos por los que Llanes es uno de los pueblos más bonitos de Asturias según el National Geographic. Además de poner en valor los cubos de Agustín Ibarrola como demostración de que «el land art es una oportunidad para ensalzar la naturaleza», la revista hace sus propias recomendaciones sobre qué se debe conocer en Llanes al margen de su litoral. El Torero y sus murallas medievales, Santa María o los edificios de indianos, una de las singularidades de la villa, son sus imprescindibles.

2. Cangas de Onís, un imprescindible en la lista de los pueblos más bonitos de Asturias

No podía faltar en esta selección de National Geographic. Y no solo por su ermita prerrománica, el icónico Puente Romano o ser la carta de presentación tanto de Covadonga y sus lagos o los Picos de Europa. La publicación destaca que el visitante «ignora la belleza rural» del municipio además de remarcar el mercado dominical «que mantiene la esencia de Asturias» o el entorno de la calle San Pelayo.

3. Lastres, el pueblo «encajonado entre el mar y la montaña»

Un pueblo pesquero «de casas colgadas»: así define National Geographic la singularidad de Lastres. Además de valorar la actividad de su puerto, destaca su playa a la que considera un billete ideal para «viajar a la prehistoria» por la presencia de huellas de dinosaurio. Dejando a un lado su costa, la publicación resalta la Torre del Reloj «construida gracias al esfuerzo de las mujeres del pueblo», la iglesia de Santa María de Sábada, las ermitas, las casonas y los palacios existentes en el municipio. Quizás por centrarse únicamente en los pueblos más bonitos de Asturias la revista olvidó mencionar la presencia del MUJA, un museo que sí o sí merece la pena visitar para entender el Jurásico.

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Luarca, el pueblo en el que según National Geographic «todo mira a las olas».

4. Luarca, «esencia marinera»

Decir que National Geographic se ha enamorado de Luarca sería quedarse cortos. Para la publicación, rezuma esencia marinera y no solo por su puerto, sus acantilados o sus playas vírgenes. El recorrido por este pueblo va más allá de la estampa del turista y ahonda en que el mar, siempre el mar, es el corazón de todo hasta el punto de que incluso su cementerio, considerado por la revista «uno de los más fotogénicos de España», también mira al Cantábrico. Destacan como visitas imprescindibles los barrios de pescadores y casonas, además del jardín de Fonte Baxa considerado «un mirador perfecto».

5. Tazones, la puerta de entrada de Carlos V

La historia de este municipio maliayo no ha pasado desapercibida para National Geographic, que no ha dudado en poner en valor este momento tan singular que año tras año se recrea en Tazones. Al margen del pasado, la publicación pone el foco en la Casa de las Conchas y las huellas de dinosaurio de su costa, de las que facilita indicaciones precisas: son visibles especialmente con la marea y pueden localizarse en las inmediaciones del faro.

6. Taramundi, el destino perfecto para «aislarse del mundo»

La cosa no se ciñe, únicamente, a la navaja digna de Guinness World Records o la preciosa Ruta del Agua imprescindible de visitar. Para National Geographic, son otros los motivos para que Taramundi forme parte de la lista de los 9 pueblos más bonitos de Asturias. Al margen de la Casa Museo de la Cuchillería Tradicional de Taramundi, es imprescindible conocer los edificios históricos del municipio como el campanario o La Rectoral.

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Cudillero, un destino recurrente para esta revista internacional.

7. Cudillero, la recomendación habitual de National Geographic

Y es que no es la primera vez que esta publicación recomienda fervientemente visitar la villa marinera, de la que destaca que está «escondida tanto desde el mar como desde la tierra» además de ensalzar que continúa manteniendo sus tradiciones pesqueras y un puerto que, para la publicación, es «digno de Oscar». Las recomendaciones arrancan con la visita al considerado Versalles asturiano, sobrenombre que recibe el Palacio la Quinta de Selgas; las casas indianas de El Pito y el faro.

8. Bandujo, la joya medieval

Es uno de los entornos rurales mejor conservados y ni siquiera su ubicación, un «paraje excepcional», ha pasado desapercibido para la publicación. Bandujo, en Proaza, es uno de los pueblos más bellos de Asturias para National Geographic por contar con edificios tan singulares como la Torre de Tuñón o el Palacio pero, también, por barrios que conservan toda su esencia como el de La Molina o La Reguera. A eso hay que sumarle hórreos antiguos y casas de piedra situados en el desnivel que marca la orografía del pueblo, «encaramado en una cresta en forma de herradura».

9. Bulnes, «toda una sorpresa pero también un secreto»

Así define Bulnes el National Geographic para quienes el Picu Urriellu roba todo el protagonismo a este pueblo de montaña al que, para llegar, hay que vivir «una aventura». Un «paraíso de piedra y agua» que se descubre según se recorre el camino, y que permite llegar a una aldea en la que «la montaña se confunde con los tejados«.