El Puntín sobre la "i"

Londres y la Comarca de los Picos de Europa

La periodista parraguesa defiende que lo mejor de Londres son los vecinos de la Comarca de Los Picos de Europa


"Me he traído el chubasquero de Asturias y ahora todo me resbala"
"Para mí no hay nada mejor que el infierno grande del pueblo pequeño"

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No más sidra, cachopos y fiestas de Práu. Adiós a El Carmen, La Peruyal, La Magdalena, Les Piragües, San Roque, La Guía... Se terminaron los paseos eternos a la orilla del Sella, la folixa por la Comarca, las cenas que terminan a la hora del desayuno... Se acabó lo que se daba. He abandonado el Paraíso y me encuentro ya en el Purgatorio.

En Londres -una ciudad que apesta a curry y fritanga- pillar el metro cuesta un riñón y alquilar un piso, el otro. Aquí están convencidos de que la paella lleva chorizo y si organizas una cena española aparecen enfundados en un poncho coronado con un sombrero mexicano. Toman la sidra champanada con hielo. Desde el punto de vista arquitectónico es espectacular, eso sí. Lástima que no sepan construir una triste acera nivelada y que no tengan la costumbre de asfaltar las calles con cierta periodicidad, amén de instalar papeleras para evitar regar la vía pública con los restos del Happy Meal, patatas o alitas de pollo. Porque esa es otra, comen por la calle. Lo de la sobremesa les suena a chino. Son reacios a colocar enchufes "normales" en los baños, se supone que para prevenir accidentes. Sin embargo, en algunos hogares instalan un modelo especial (¡cómo si no pudiese arrojar descargas eléctricas!). Ponen las marquesinas de espaldas a la carretera, no usan persianas, las ventanas se abren en todos los sentidos menos en el natural (de lado), los grifos mezcladores de agua son un invento futurista (en la mayoría de los sitios prefieren congelarse o abrasarse las manos), al igual que las vitrocerámicas. En este país una "cañita" es una pinta, es decir, más de medio litro de cerveza. Probablemente por eso está totalmente aceptado que en la fiesta de Navidad el jefe se coja un buen ciego y acabe tirado en cualquier esquina, descamisado y con la bragueta en Ceuta. Y el lunes en lugar de meter la cabeza bajo tierra, cual avestruz, te saluda como si tal cosa. ¡Ah! Y en Gran Bretaña "Dios salva a la reina". ¡Manda narices!

Pero no se crean, he vuelto con un espíritu menos crítico. Me he traído el chubasquero de Asturias y ahora todo me resbala. Estoy atisbando ciertos aspectos positivos de la ciudad. Por ejemplo, tengo la oportunidad de participar en "512 Hours" de Marina Abramovic, considerada madre de la performance. Una de las artistas más importantes del planeta. Y además, gratis. Sin embargo, lo mejor de Londres no es la Abramovic, ni los teatros o museos de la ciudad. Yo me quedo con mis amigos y, principalmente, con los de la Comarca de los Picos de Europa asentados por estos lares.

Cada vez que vengo de Arriondas traigo algo para Rocío Díaz, la hija de Agustina y José Antonio de Margolles. Su madre siempre me manda un detallín, al que en algunas ocasiones se suman productos cosméticos. Rocío, amiga desde la infancia, es de las que se ve aquí. Y cuando le pregunto "¡¿Pero cómo te puede gustar tanto este coñazo de ciudad?!", me responde -con firmeza- "Mari, ¡esa no es la actitud!". Con todo y con eso, cuando mi compañera Paula Mejido -ex cámara de TPA en la Comarca- descorchó una botellina, Rocío disfrutó como una enana. Entre culín y culín a cualquiera se le escapa eso de "¡ay! qué ganina de volver pal Bollu y Piragües!".

Otro parragués afincado a orillas del Támesis es David Caso, el nieto de Justo el de La Esquina. Rocío se ve aquí, pero a Caso estoy segura que no le volvemos a ver el pelo. Excepto en las fiesta de guardar: Bollu, Piragües y Navidad. Sólo hay que echar un vistazo a su perfil de facebook para constatar que hace vida 100% inglesa. Años atrás, cuando le entrevisté para EL FIELATO, le espeté "Caso, tío, me vas a matar de risa si sigues hablando asturianu con acentu inglés". Sonrió. Me imagino que es consciente de que ha ganado ese deje british. David espera volver cuando se jubile. ¡Casi nada!

Mención a parte merecen las hermanas Sánchez-Ocaña González, hijas de Marta Viena. Resulta que Jara y Brezo crecieron en Oviedo, pero pastaron mucho por Arriondas. Jara echa de menos sus amigos de la villa, pero lo de Brezo merece un monumento. A veces pienso que es más parraguesa que nadie. "Yo quiero vivir en Arriondas", me decía hace tiempo en una entrevista. No en España, Asturias u Oviedo... ¡En Arriondas! Para ella la capital de Parres es el edén. Suelo recordarla cuando paseo cerca del Lladuengu. "Nada da más brillo al pelo que lavar la cabeza en el Sella. ¡Haz la prueba!", me decía. Ya no reside en Londres. Poco a poco se acerca al objetivo.

En territorio británico está también Verónica Poo, hija de Carlos Poo. Bueno, en realidad tal vez la conozcan mejor si menciono a su madre: la simpar Begoña "la vasca". En este viaje me estrené trayéndole un paquete de parte de su familia. Cuando no sabes si el casero te va a poner de patitas en la calle, intentas ir ligera de equipaje... propio. Así pues, aprovechas para cargar algo para los demás. Verónica es jovial y optimista. Por eso, tanto al buen tiempo como al malo, les pone buena cara. Es consciente de que se pierde cosas, pero trata de disfrutar las que están a su alcance. "Bueno, ¿cómo encontraste Arriondas?", me preguntaba el pasado domingo con cierta nostalgia. Pese a la morriña "yo aquí estoy muy contenta, la verdad", confesaba.

El otro paquete que me queda por entregar es para Aníbal Purón. Por el apellido le conocerán. Si es Purón, es de Llanes. Yo con Aníbal, improviso. Siempre que le formulo la pregunta "¿Qué quieres que te traiga?" obtengo la misma respuesta: "sidra". Nunca traigo botellas, pero intenta colármela por la esquina. En esta ocasión le compré una bandera de Asturias, bautizada en el Sella. Anteriormente le habia regalado otra. Pero las banderas asturianas "made in China" no tienen una calidad muy testada. De modo que cuando la sacamos del envoltorio tenía un agujero del tamaño del globo terráqueo. Cosas que pasan. Aníbal está a caballo entre David Caso y yo. Quiere volver, pero se encuentra bien aquí. En realidad, creo que nunca se planteó seriamente regresar.

Francamente, no sé cuál es la mejor posición. Probablemente, la mía sea la menos acertada. Supone estar en Londres de cuerpo presente, dejando la cabeza y el corazón en Asturias. Pero yo quiero es vivir en Arriondas, Llanes o Pola de Siero. Para mí no hay nada mejor que el infierno grande del pueblo pequeño. Al menos hasta que alguien me demuestre lo contrario.