Tras pleitos varios que comenzaron en 2018, el Tribunal Supremo da la razón a la Asociación de Sidra Asturiana (ASSA) sin posibilidad de más apelaciones. Una sentencia que estipula que la histórica botella verde con la que se identifica esta botella, conocida como “molde hierro”, solo puede ser utilizada para envasar sidra natural elaborada en Asturias. Un modelo registrado en el año 2000 por la citada Asociación como parte de la identidad de la sidra producida en Asturias.
Los problemas llegarían en 2018, año en el que un productor cántabro, Sidra Somarroza, fue denunciado por la Asociación de Sidra Asturiana por utilizar este modelo de botella para envasar la suya exigiéndole la retirada de las botellas al considerar que comprometía la marca de sidra de Asturias. Algo que ya había sucedido en otras ocasiones con otras sidras elaboradas en otras Comunidades Autónomas que, ante la advertencia del registro de la Asociación, dejaron de utilizarla.
Lejos de ser favorables para la Asociación, las primeras resoluciones del Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Santander y la Audiencia Provincial de Cantabria consideraron nulo el registro de ASSA. Algo que abría la puerta a que cualquiera pudiera utilizarla. Un negativa que la asociación decidió escalar al Tribunal Supremo para lograr, el 19 de julio de 2023, una sentencia que no solo reconoce el registro de este modelo de botella como parte de la marca sino que, además, blinda su uso a los lagareros de la asociación. «Se trata de una sentencia relevantísima», asegura José María Muñoz Paredes, abogado del despacho Garrigues encargado del procedimiento.
No solo corrige la decisión errada del Juzgado y la Audiencia, que incluso habían negado que esa botella tuviera un carácter distinto cuando es notorio que el mundo la identifica como de sidra natural asturiana; sino porque confirma totalmente su validez como marca y permite, por tanto, a ASSA proteger al sector ante cualquier intento de vender sidra procedente de otras regiones presentándola con la misma botella
Esta acción legal que ha durado cinco años ha sido completamente empresarial, utilizando los recursos propios de los asociados y, tal y como declaran desde ASSA, sin ayuda institucional de ningún tipo.
