VICENTE G. BERNARDO DE QUIRÓS

La derrota de Ciudadanos

Ciudadanos puede llevar otro revolcón si no sabe gestionar su resultado en Andalucía

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La derrota de Ciudadanos

 

Uno de las grandes virtudes de la victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy de La Moncloa es la relegación a un segundo plano de Ciudadanos. Puede decirse que se trata de un daño colateral, pero que sirvió al PSOE para impedir que en las encuestas del CIS las expectativas del partido de Alberto Rivera siguieran en cabeza.

La derrota de Ciudadanos empezó a fraguarse, según mi leal entender, cuando la formación naranja  renunció a tratar de conseguir la investidura en Cataluña, donde había obtenido un triunfo de los llamados históricos. Es verdad que era muy complicado que Inés Arrimadas lograra el apoyo de los mal llamados constitucionalistas. Pero tenía que haberlo intentado. Yo soy de los que estima que los votantes cuando eligen a una fuerza política en las urnas, lo hacen para que gobierne. Y para que no tiren la toalla ante las dificultades.

A este respecto, yo siempre pongo el mismo ejemplo: cuando en 1995 Izquierda Unida, a través de Julio Anguita, cometió la equivocación de negarse a pactar con el PSOE ayuntamientos y comunidades de izquierda, escudándose en la corrupción de los gobiernos de Felipe González, la formación comunista tenía en Málaga una mayoría de once concejales y la posibilidad de alzar a la Alcaldía a Antonio Romero. No lo hizo y esa coherencia ética llevó a IU las elecciones siguientes a reducir su representación a dos ediles.

Esa situación se le puede volver a presentar a Ciudadanos más pronto de lo que parece. Cuando Pedro Sánchez le quitó el santo y la pistola a Rivera y sus boys, el partido no tenía plan B, salvo ganar las elecciones con los datos del CIS, pero no supo reaccionar a la moción de censura y aún permanece, seis meses después, reclamando comicios anticipados, como si no existiera el ayer.

Pues como os decía, Ciudadanos puede llevar otro revolcón si no sabe gestionar su resultado en Andalucía. Quedó en tercera posición, inmediatamente después del PP. O sea que ya no va de líder de encuestas. En esta tesitura, la formación naranja tiene dos opciones. O se convierte en el escudero del PP, lo que le llevaría indefectiblemente, a una segunda posición casi permanente, con pocas posibilidades de ser la primera fuerza del centro derecha, o se apunta a sostener al PSOE de Susana Díaz, lo que le puede permitir ser la alternativa a los conservadores de toda la vida o pudrirse en la medianía de un pacto de la derecha en la que, sin Vox, no son nada.

Lo cierto es que Ciudadanos lo tiene un poco chungo si quiere convertirse en fuerza de recambio.  Debe de ser consciente de sus últimas derrotas para poder gestionar su futuro. Y la apuesta es complicada. Apostó por un sorpasso de la derecha y le salió rana. A lo mejor debe cambiar de carril para adaptar su velocidad a su estrategia. Es lo que hay.  

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