JOSÉ LUIS DÍAZ

El PGOU de Ribadesella

Los planes urbanísticos de los municipios solían generar todo tipo de controvertidas opiniones. No es el caso ahora. Ha pasado el suficiente tiempo para que todos los partidos con representación plenaria en Ribadesella quieran ponerse en su haber algún esfuerzo, alguna participación (mayor o menor) para que el nuevo Plan General de Ordenación Urbana haya salido adelante. Y tienen razón para ello. Y además en estos años no hubo presión urbanística que pudiera enturbiar el buen desarrollo del mencionado plan.
Y así toda la Corporación votó a favor de un PGOU gestado en la legislatura pasada y llevado a su aprobación inicial en ésta. Pues sólo cabe esperar, estudiar alegaciones y dar las oportunas explicaciones a todos los vecinos, que, en algunos casos, no están del todo satisfechos. Porque todo ordenamiento debe ser capaz de resolver los problemas a que se enfrenta una sociedad.
Atrás quedan aquellos años en los que se realizaban convenios en paralelo para recalificar terrenos catalogados de especial protección como Los Porqueros y que hoy vemos inútiles. Atrás quedan situaciones en los que los servicios públicos estaban a expensas del mejor promotor, atrás quedan las sospechas del hormigón.
Siempre he creído que un PGOU debe ser equilibrado de manera que consiga un desarrollo ordenado acompasando el crecimiento con la implantación de infraestructuras y de nuevos servicios. Un PGOU debe ser sostenible de modo que garantice las necesidades del presente pero que no ponga en peligro las garantías de las generaciones venideras. Y un PGOU debe compatibilizar el desarrollo con el respeto a nuestro patrimonio ambiental y cultural.
El uso del suelo es un factor fundamental para determinar el carácter de un municipio, para su eficiencia medio-ambiental y para la calidad de vida que proporcione a sus vecinos.

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