«Los trabajadores de cocina de Catering 45 no cobramos» reza la pancarta colocada a la entrada de la residencia del ERA en Infiesto. Una denuncia con la que el equipo de trabajadores ha querido dar visibilidad a la realidad que viven. Y es que, desde el pasado mes de junio, se han interrumpido los pagos. «Ahora mismo nos deben la paga extra de junio, el mes de agosto y la extra del mes de septiembre», contaba a EL FIELATO una de las 12 trabajadoras afectadas, «y deja a ver si cobramos septiembre». Algo que podría desencadenar en una huelga los próximos días 4, 5, 6 y 7 de octubre; y que afectaría a otros dos centros más.
La situación no es nueva ya que fue lo mismo que el equipo del ERA de Arriondas denunció el pasado mes de octubre. Solo que en esta ocasión Infiesto es la punta del iceberg ya que, como nos cuentan las trabajadoras contactadas, «está sucediendo lo mismo con las compañeras de las residencias de Arriondas y de Lastres». Más allá de la incertidumbre y de las repercusiones que tienen los impagos, la falta de comunicación por parte de la empresa concesionaria del servicio, Catering 45, es otra de sus quejas. «No cogen el teléfono, para que lo hagan tienes que estar llamando una semana seguida», nos cuentan, «y su única respuesta es que el ERA no les paga y que por eso no pagan, pero aquí ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malo».
Solamente contestan a los WhatsApps cuando es un tema relacionado con que falta comida
Y esa es, precisamente, la otra cara de la moneda. Porque, al margen de los retrasos en los pagos de las nóminas y extras, se acusa la misma situación que se dio en la residencia del ERA de Arriondas. «El servicio de comida no está siendo como tiene que ser», nos contaba una de las trabajadoras contactadas, «el otro día faltó leche a la hora de la merienda y porque el director llamó y lo solucionó; pero otras veces tenemos que sustituirlo por zumo porque no hay». «Los propios residentes se quejan de que la calidad es peor, que la comida es escasa y que algunas cosas faltan», nos contaba otra, «comida hay pero no están recibiendo el servicio que están pagando los residentes».
La falta de víveres en las cocinas de las residencias de Arriondas, Infiesto y Lastres provoca, además, que se estén alterando los menús marcado por los nutricionistas del ERA para los 46 residentes de la residencia. «Las cocineras tienen que buscarse la vida y cambiar el menú, cosa que no está bien porque está marcado por expertos», decían.