El profesor de Educación Física del colegio “Río Sella” de Arriondas David Blanco y el fisioterapeuta Pedro Ángel Montes han logrado una auténtica hazaña montañera: recorrer todo el contorno del concejo de Parres, pasando por más de una veintena de cumbres, sin descanso y en régimen de semi-autosuficiencia. La expedición partió el viernes, 3 de julio, de la plaza Venancio Pando de Arriondas, a donde regresaron 30,5 horas más tarde tras completar 103 kilómetros y hacer frente a 11.000 metros de desnivel acumulados.
Teníamos dorsal para participar en carreras de larga distancia como la Travesera de los Picos de Europa y al quedar suspendidas pensamos que este era el mejor momento para cumplir nuestro sueño de hacer un recorrido salvaje, sin marcajes y dependiendo solo de nuestra orientación
La idea de recorrer todo el perímetro del concejo de Parres sin parar llevaba años rondando la cabeza de ambos deportistas, que forman parte del Grupo de Montaña “Picu Pienzu” y comparten amistad desde niños, pues ambos nacieron en 1977 y estudiaron juntos. Tras meses estudiando pasos y caminos acordaron que en cuanto concluyera el estado de alarma impuesto por la crisis del coronavirus se tirarían al monte para tratar de completar el reto. “Teníamos dorsal para participar en carreras de larga distancia como la Travesera de los Picos de Europa y al quedar suspendidas pensamos que este era el mejor momento para cumplir nuestro sueño de hacer un recorrido salvaje, sin marcajes y dependiendo solo de nuestra orientación”, explican. “Hacer buenos tiempos no nos obsesionaba, solo queríamos disfrutar de la experiencia y conseguimos nuestro objetivo”, aseguran.
La ruta la dividieron en tres bloques. El primero tuvo como protagonista las cumbres más cercanas a Cangas de Onís, como la de Caxigos, La Cogolla o la Mota de Cetín. El segundo se centró en los terrenos próximos a Arriondas, como la Peña Villar o La Forcada. El último bloque tuvo como protagonista la línea del Sueve, donde se localizan picos como el Mirueñu o Babú.
Blanco y Montes pasaron muy cerca de la cruz del Pienzu pero no llegaron a hacer cumbre porque, según cuentan, esa parte ya pertenece al concejo de Colunga. Lo más duro fue la primera noche porque se metió la niebla y con poca luz era fácil desorientarse. “Teníamos que estar muy concentrados porque había alguna trepada y pasos en los que si no íbamos con cuidado corríamos peligro de hacernos daño”, relatan. La vegetación también les jugó alguna mala pasada. “En El Picu Moru, que normalmente la bajada te lleva quince minutos, echamos muchísimo más porque el felechu estaba alto y los caminos tomados, parecía aquello el Amazonas”, ejemplifican.
El apoyo de la familia fue fundamental para completar el desafío. “Nos estaban esperando a la vuelta y durante algunos puntos clave del recorrido para darnos ánimo. También sentimos el apoyo de los vecinos a través de las redes sociales”, aseveran. Ya recuperados del sobresfuerzo y con alguna que otra ampolla en los pies los dos montañeros parragueses comienzan a planear su próximo reto en altura.
