OPINIÓN

El Maño y Nacho Manzano

El de Cangas de Onís habla en público como un maestro y tiene una "jefa de gabinete de prensa" que le ronca el mago

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El discurso de El Maño, como sus amigos llamamos a José Antonio Campo Viejo, fue de una altura y estructuración sensacional. Sacó risas de entre el público, se refrió a su adorada hija Carlota, a su mujer Yolanda y muchos allí presentes.

El de Cangas de Onís habla en público como un maestro y tiene  una "jefa de gabinete de prensa" que le ronca el mago. Isabel Campo Viejo, no es cocinera como su hermano, pero "cocina" las letras con una maestría poco habitual. Y mira que había discutido con él porque nos pretendía largar 18 minutos de arenga. Maño, tu discurso fue como tu comida: de altura. Pena que tu padre no pudiera disfrutar de tu éxito, pero como era un hombre bueno, te habrá escuchado desde tribuna más alta.

Ayer, y en un infernal lugar con un calor espantoso, ­tanto que mi mujer tuvo que salir­, le concedieron el título de Hijo Predilecto de Parres a Nacho Manzano después de que seguramente la "flajeladora" arquitecta municipal le resolviera algunos detalles urbanísticos. Al Maño, como todos llamamos a José Antonio Campo Viejo, le concedieron el título de Hijo Adoptivo. Menos mal, que de esta igual le amplían las dos minúsculas plazas de aparcamiento conseguidas después de pedirlas con infinita insistencia. Ya no entro en el discurso de una Secretaria Municipal, de la que siempre escribo que es muy buena profesional, pero esta vez, en un acto de muy mal tacto y de poca consideración hacia el público asfixiado, se dio un "homenaje discursero" de casi media hora y ¡¡¡hala!!!. Y todo esto sin megafonía (los del Ayuntamiento son así).  Yo  la arenga del alcalde ni la escuché.

Los galardonados: un par de fenómenos con mucho mérito. Uno, un autónomo y artista en sus fogones, mi amigo el Maño. El otro, el rey del marketing, que a poco que nos descuidemos tendrá un restaurante bajo el mar. Un gran chaval que no para ni un segundo, posible detonante de un discurso que ni era capaz de leer. Allí saludé a un Mesonero Mayor de Parres, Marcial, que anda enfadaducu después de cantarle las cuarente a su hijo en su presencia, hace unos meses. Saludé a su madre Olga y sus hijas, que estaban emocionadas y al final me hice una foto con el Mesonero y el fío, buena gente donde las encuentres y despistados.....bufffffffff.

Por último prestome por la vida la madre de los Campo Viejo, que no paraba de agradecerme lo bien que escribía de su difunto marido. Señora, le espeté: de su marido el Maño era imposible escribir mal. Simple y llanamente porque era una excelentísima y buena persona, amén de cumplidor. En eso su hija no  se le parece, porque es mujer de poca palabra y de muy buena letra. ¡¡¡Hala!!! monina, que si pensabas que te ibas a ir de rositas vas dada. A Dios lo que es de Dios y, a Isabel Campo Viejo, que escriba en EL FIELATO como prometió hace casi 20 años.