Domingo de Ramos
Centenares de personas se dieron cita en La Pola para asistir a la bendición de Ramos, una jornada que llenó las calles y la iglesia parroquial y volvió a dejar claro que es un día para todos, para los que asisten regularmente al templo y para los que solo lo hacen en estas fechas.
La calle de Santa Ana fue llenándose poco a poco y cuanto más se acercaban las doce del mediodía, más difícil e hacía encontrar un hueco cerca de la capilla. Un grupo de menores que el pasado año hizo la comunión fue el encargado de encabezar la procesión y portar el paso de La Borriquilla, que recorrió el casco antiguo. Para el actual párroco, Fermín Riaño, llegado a la Pola en plena pandemia, fue su primera cita multitudinaria y se mostró pletórico. "Me habían dicho que habría mucha gente y veo que es prueba de la fe de este pueblo y de cómo guarda las tradiciones", señaló.
Los ramos de laurel y las palmas se alzaron con alegría primero en la plaza del templo y luego, tras la misa, en su interior. A los actos litúrgicos les siguió un largo vermú en las terrazas aprovechando el buen tiempo.