Una madre de Llanera denuncia la discriminación a su hijo autista al no permitirle participar en el campamento de conciliación

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photo_camera Patricia y su hijo Luis, en Llanera.

Luis tiene siete años y le apasionan el monopatín, el agua y las plantas. Le gusta ir al parque y subirse a los columpios. Es un niño muy cariñoso y risueño y disfruta en sus clases de natación. Pero no puede acudir al campamento de conciliación que organiza durante el verano el Ayuntamiento de Llanera. 

Al final la única solución que te queda es protestar y denunciar

La concejala de Infancia, Susana García, trasladó a su madre a través de un correo electrónico que al no estar matriculado en un centro ordinario, no podría acudir. Y es que Luis está diagnosticado de TEA (Trastorno del Espectro Autista), no habla y por ello acude al colegio de educación especial de Latores. «No pretendo que se le abra ninguna puerta, pero tampoco que se le cierre», afirma tajante su madre, Patricia Fernández, que ha iniciado una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma Osoigo con la que quiere llevar su situación a la Junta General del Principado y denunciar lo que considera «una discriminación» que vulnera todos los derechos del pequeño.

No es mi decisión que vaya a Latores y cada día tenga que hacer casi tres horas de viaje porque no hay un centro adaptado más cerca 

Patricia, que creció en Llanera, regresó el pasado mes de noviembre tras dos años residiendo en Madrid. «Mi idea era que fuera al campamento para que conociera a niños de aquí e hiciera amigos con los que luego pueda relacionarse, pero ni siquiera se han interesado por saber cuáles son sus necesidades», lamenta. Quienes sí lo hicieron fueron las monitoras del campamento. Sin embargo, la decisión final del Ayuntamiento fue rechazar su inscripción. 

No es la primera vez que Luis no es aceptado. Cuando era más pequeño, su madre tuvo que llevárselo de un parque infantil de un centro comercial de Corvera. «Al final la única solución que te queda es protestar y denunciar», señala. Tras hacer su caso público, Patricia ha recibido numerosas muestras de apoyo tanto de vecinos como de familias del concejo que también tienen menores con necesidades especiales y ha emprendido otro reto, intentar sacar adelante un colectivo que vele por cubrir las necesidades en menores como Luis. «En Llanera no hay recursos ni pueden hacer ninguna clase de terapia, tampoco hay pictogramas en las calles y edificios públicos, algo que supone una inversión mínima y que para ellos es de gran ayuda; ni se planifican las actividades culturales de una forma inclusiva, nadie pide una programación especial, pero sí adaptada», apunta.

Otra de sus críticas apunta directamente a la declaración de Llanera como Ciudad Amiga de la Infancia, un distintivo que concede Unicef. «No cumplen con los objetivos, establece claramente que no debe tratarse injustamente a ningún niño, por ningún motivo», asegura.

Entre los apoyos recibidos, Patricia cuenta con el de Isabel Fernández, portavoz de Podemos y concejala de Dinamización Social y Comunitaria, que intercedió para tratar de buscar una solución. También el grupo municipal de Izquierda Unida se ha posicionado de su parte y llevará al próximo Pleno una moción para que situaciones como las de Luis no vuelvan a repetirse. Por su parte, el PP mostró su «indignación« por lo que considera únicamente una decisión política. «Hemos perdido una oportunidad de oro, no solo para integrar a este niño, sino para educar en la integración y en la igualdad al resto de los niños de nuestro municipio», aseguró su portavoz, Nuria Niño.

Sin embargo, la postura del equipo de gobierno se mantiene firme. El alcalde, el socialista Gerardo Sanz, que no ha contactado con Patricia, publicó este fin de semana en sus redes sociales un mensaje en el que justifica la respuesta del Ayuntamiento en que los pliegos de condiciones recogen que pueden participar en el campamento quien, residiendo en Llanera, esté matriculado en centros escolares ordinarios. Asimismo, señala que se aplica esa condición «pensando en el bienestar de estos niños» y añade que «si desde las instancias educativas se considera que la integración no resulta beneficiosa para ciertos casos y por eso se escolarizan en centros especiales, no podemos garantizar beneficio alguno ni para ellos ni para el resto de quienes participan en el campamento».

Sin embargo, Patricia insiste. «No es mi decisión que vaya a Latores y cada día tenga que hacer casi tres horas de viaje porque no hay un centro adaptado más cerca», defiende. Además, lamenta que el equipo de gobierno no se haya interesado por la situación real de Luis más allá de su diagnóstico. «Es un niño capaz de estar haciendo lo mismo que cualquier otro», asegura.

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