ARRIONDAS

Del vertedero paraguayo de Cateura a los escenarios de medio mundo

La Casa de Cultura de Arriondas acogió la actuación de la orquesta Cateura, de instrumentos reciclados
POR TAMARA LLAMEDO

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Orquesta Cateura

 

Cambiar el mundo a través de la música: puede parecer una sentencia romántica y muy literaria. Sin embargo es posible.  La orquesta de instrumentos reciclados Cateura es la prueba de ello. Un proyecto con el alma compuesta de notas musicales, acordes y estrofas que alcanzan a tocar y cambiar realidades a mejor.

Esta historia nace en la comunidad del Bañado Sur, ubicada alrededor del vertedero Cateura de Asunción, en Paraguay, donde Favio Chávez, director de la orquesta, llegó para trabajar como técnico ambiental hace once años. Lo que se encontró allí le impactó: entre basura y residuos, jugaban, e incluso trabajaban, muchos niños de la zona sin acceso a una educación y en riesgo de exclusión social. Favio vio personas sin acceso a oportunidades, y decidió que quería cambiar esa realidad y construir otra, que tuviera la música como columna vertebral,  utilizando la basura, el paisaje más cercano del lugar, como un medio.  Creyendo convencido que la cultura es también una necesidad básica, como comer o tener una casa en la que vivir, y que el acceso a ella podía ser la llave para que aquellos niños y jóvenes superaran las barreras que les mantenían excluidos, puso a andar una quimera y,  utilizando desechos sólidos del vertedero, construyeron el primer instrumento que salió de esta fábrica de ilusiones: un violín, cuya pieza principal era un colador de fideos. A partir de ahí, lo que podía parecer tan sólo el sueño de un loco, se convirtió en algo real. Violines, violas, guitarras, chelos, contrabajos, un arpa, una guitarra eléctrica, saxofones… todos estos instrumentos realizados con materiales reciclados como latas de gasolina o de galletas, pallets, tenedores, canalones, cucharas, latas de cerveza, botones…basura que suena.

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 Intérpretes de la orquesta Cateura, en Arrionas.

Material desechado que se recupera y ayuda a recuperar personas
Pero una cosa es hacer los instrumentos y otra que sirvan para algo. Detrás del proyecto de esta orquesta no sólo hay instrumentos musicales sino que hay lucha, perseverancia, fuerza, ilusión, trabajo, esfuerzo y cooperativismo: porque todos hacen posible que evolucione y todos trabajan para que siga adelante. Y a día de hoy más de 300 chicos, entre once y veinte años, forman parte de esta gran escuela y de este gran proyecto al cual su director define como un gran experimento social en el que se integran los chicos y las familias. Un proceso en el que entran en juego varias habilidades, no sólo la música, y en el que  la participación de las familias es parte esencial y ha ido creciendo a medida que el proyecto avanzaba. Hay un reparto equitativo de tareas que abarcan desde la logística, la organización de los viajes, la financiación o la creación de los instrumentos…un mecanismo de producción de eventos en el que todos participan de manera activa y que genera un reparto equitativo de los recursos obtenidos mediante el trabajo para que todos sus integrantes se beneficien de ello, una cooperación interna que abarca múltiples aspectos y que va desde la enseñanza de la música por parte de los integrantes ya adultos a los más jóvenes hasta la inversión de los beneficios obtenidos mediante los conciertos en la educación de sus componentes, de manera que ya hay muchos de los chicos que están a punto de graduarse en carreras universitarias. El proyecto Cateura, con la música como corazón, ha contribuido a cambiar la vida de todos los que han participado y participan en él.

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Violín reciclado de la orquesta Cateura.

La orquesta Cateura demuestra muchas cosas: que es posible reutilizar residuos, contribuyendo a un mundo más sostenible. Que es posible reinsertar personas a través de la música. Que es posible soñar y que esos sueños se cumplan. Y que gente pequeña, desde lugares pequeños, puede cambiar cosas grandes y hacer del mundo un lugar mejor para otros y para todos.

El pasado sábado, víspera de nochebuena,  22 integrantes de esta orquesta de instrumentos reciclados dieron un pequeño concierto en la Casa de Cultura de Arriondas, sorprendiendo al numeroso público que abarrotó el salón de actos para escuchar la historia de este grupo y la música que hacen con cosas que en este, nuestro mundo, no sirven para nada y que allí, en Paraguay, han contribuido a crear arte y nuevas oportunidades para personas que, como los residuos, estaban desechadas hasta que la varita mágica de la ilusión de Favio les tocó, porque “no tener nada no es excusa para no hacer nada”.

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